María Angélica Barletta fue la madrina del director salteño Miguel Colombo. Unos años antes de su muerte, contactó a su ahijado para pedirle que la visitara porque tenía algo para darle. El realizador de Rastrojero, utopías de la Argentina en potencia (2006) y Huellas (2012) viajó hasta aquella provincia sin saber qué esperar. Lo que recibió fue una carpeta llena de recortes de diarios y revistas, cartas, afiches y fotos de su hermano mayor Leónidas Barletta, fundador en 1930 del Teatro del Pueblo y considerado el "padre" del teatro independiente latinoamericano.
A partir de ese material, Leónidas indaga en la magnética figura de ese dramaturgo, escritor y periodista. Un personaje que hizo de la resistencia uno de los nortes éticos de su vida y obra, que abría diario opositores que el gobierno de turno cerraba, para luego inaugurar otros que correrían igual destino. La lectura de sus escritos -precisos, poéticos, nunca barrocos- son uno de los principales atractivos del film.
Colombo apela a dos fuentes autorizadas en la materia para analizar la vida y obra de Barletta como los dramaturgos Tito Cossa y Mauricio Kartun. La profundidad y pertinencia de sus reflexiones son, también, muy valiosas. Leónidas pierde algo de fuerza cuando focaliza su atención en dos obras articuladas alrededor de Barletta, El cerco de Leningrado y El director, la obra, los actores y el amor.
Las largas secuendas filmadas de ambas obras marcan un paso de lo testimonial a lo ensayístico, mixturando cine y teatro. Una combinación en principio eficaz, pero que dilapida parte de su potencia cuando la cámara parece engolosinarse con lo ocurrido sobre las tablas, dispersando así la atención sobre un personaje de enorme riqueza.