Legado artístico
Poco y nada sabía Miguel Colombo de la vida de Leónidas Barletta, hermano de María Angélica. Ella, madrina del director, se sorprende al verlo, recibirlo en su Salta de toda la vida y para Miguel llegar al suelo de la infancia no implica sólo gratos recuerdos sino esos viajes que jamás se olvidan cuando María Angélica le entregue cartas de su hermano Leónidas para que el realizador decida cómo avanzar una vez que ella deje de existir físicamente.
Un legado pesado pero revestido de ternura. Y así el material heredado comienza a configurar un retrato multifacético de este dramaturgo y periodista, quien entre otras cosas se considera fundador del teatro independiente latinoamericano. El mítico Teatro del pueblo, transitado por tantos talentos y obras a lo largo de las décadas, espacio que también tiene su historia pesada como el contenido de cada carta en que Leónidas cuenta a su hermana los avatares de la vida de un hombre con convicción, para quien el arte, la palabra y el teatro como vehículo primordial para dejarle al pueblo masa crítica se vio jaqueado por los poderes de turno, por la censura de las dictaduras feroces y preso de esa soledad que atraviesa el derrotero de aquellos que no le temen a la lucha desigual por todo tipo de justicia y libertad, sin banderas políticas.
El director va desovillando los hitos de Leónidas Barletta, lo interpela cuando elige testimonios de los dramaturgos Roberto Cosa y Mauricio Kartun, quienes desde sus puntos de vista analizan en profundidad su estilo, su ideario, aunque también su anacronismo en base a la evolución de la dramaturgia desde los inicios de el Teatro del pueblo hasta nuestros días.
En ese sentido es el propio Barletta el que contesta desde la presencia espectral a partir de la representación y dramatizaciones que reflejan otro costado de su personalidad, complementario al que deja la mirada de María Angélica cuando habla emocionada de su hermano, de un pasado que ya no vuelve como las obras de teatro de Leónidas, tal vez polémicas para muchos, incomprensibles para otros, pero concebidas con el corazón y con la verdad por encima de todo.
Eso es Leónidas como retrato documental: un encuentro con un hombre de otro tiempo en este tiempo de tibieza y cobardía general.