Por fin se estrena esta película, que tantas polémicas generó en Rusia, porque retrata una sociedad con crudeza: corrupción de funcionarios, representantes de la Iglesia ortodoxa que acompañan a esos políticos sin escrúpulos, problemas de alcoholismo generalizados, pero por sobre todo el ensañamiento con un ciudadano que pretende defender sus derechos. Rigurosa, más en su primera parte, con buenos actores. Una realidad que golpea sin atenuantes.