Leviathan

Crítica de Martín Torres - Fuera de campo

Andrey Zvyagintsev fotografía los parajes rusos dotados de una belleza fría, desolada y de apariencia yerma que sirven como marco para el turbio drama que desnuda el presuntamente corrupto sistema ruso. La imponencia de un mar inmenso e inquieto y el eco de las olas golpeando una orilla desolada componen el súmmum artístico de este film lóbrego y ominoso. La película adquiere a lo largo de sus 140 minutos de metraje varios tonos. La sátira política/social, el drama familiar y el abandono individual y colectivo son algunos de los registros que el director pone en boca en sus personajes. Por momentos Zvyagintsev parece evocar al gran maestro ruso del cine Andrei Tarkovski con sus paisajes planos y su geografía rígida, pero nunca pierde su voz propia y particular perspectiva. A diferencia de su compatriota, Zvyagintsev parece mantener un equilibrio medido entre lo explícito y lo implícito.

A medida que el protagonista (exquisitamente interpretado por Alekset Serebryakov) se va ahogando en alcohol, ingiriendo cantidades industriales, su tragedia parece agudizarse más y más. Gradualmente se convertirá en un marginado, olvidado por la misma sociedad a la que pertenece. Abandonado no sólo por su familia y sus amigos sino también por todo un sistema que parece quitarle su humanidad, o para peor, sacar lo más vil de ella. Así y todo, entre tanta desdicha el director se permite intercalar unos momentos de humor remarcando el patetismo de algunos de sus personajes. La fauna que rodea al protagonista se completa con un abogado que cometerá un imperdonable acto de traición y un alcalde casi bufonesco y corrupto a través del cual el director sugiere que el sistema ruso está repleto de estos personajes.

Leviatán está (obviamente) repleta de símbolos que se manifiestan principalmente desde la composición de la imagen. El mismo nombre de la cinta hacer referencia a una figura que se puede apreciar desde el afiche del film hasta unas hermosas tomas proporcionales a la maestría con la cual fueron ejecutadas. Uno de los contrapuntos más interesantes resulta ser la diferencia entre las ruinas que construyen el retrato de los pueblerinos, con la repelente rigidez de los juzgados y despachos de las autoridades rusas que quieren despojar al personaje principal de su propia morada.

La obra de Andrey Zvyagintsev fue duramente reprochada por varios críticos rusos que consideraron que sus ironías no son más que viles y reprobables caricaturas de la realidad soviética, pero más allá de su veracidad, Leviatán triunfa como la historia que su realizador decide contar, sátira aparte.