Ley Primera: Obligados a mirar a nuestros hermanos a la cara.
La difícil actualidad de los pueblos originarios es el foco del último trabajo de Diego Rafecas, dándole el espacio y la representación merecida a quienes suele ignorar el cine nacional.
Uno vuelve a encontrarse cara a cara, después de años de abandono, con su familia. Esta vez enfrentados por ideales, a causa de una crianza dispar y ser más hijo de la globalización y la costumbre extranjera, que del apellido que le da nombre. Supieron compartir techo, pero uno pretende tomar las tierras que le son ajenas, creyendo que esta haciéndole un bien a aquellos a quienes les esta robando.
Esa es la situación que vive la familia Jerom en Ley Primera: La Leyenda del Gran Chamán, pero esa es también la posición en la que nos pone a nosotros, sentándonos a encarar la realidad de nuestros hermanos de los pueblos originarios; Unidos por nuestra madre (la Argentina) nos encontramos descuidando nuestra relación y sus costumbres al mismo tiempo que pretendemos saber, y llegamos a imponer, lo que desde nuestra visión es mejor para ellos. Su realidad es algo que nosotros no solo desconocemos sino que nos resistimos a conocer.
Los gemelos Jerom se reúnen en la casa de su madre (la nominada al Oscar: Adriana Barraza). La razón de la disputa: su tierra. Uno de los hermanos, criado en el extranjero, solo regresa a su Argentina cuando trae las “buenas noticias” de una oferta por parte de una empresa que pretende hacerse con las tierras de su familia, ofreciendo trasladar a toda la comunidad a otros terrenos.
Sus argumentos empiezan y terminan con el dinero, la empresa ofrece una gran suma que “mejoraría” la calidad de vida de su familia; propone el cambio, poniéndolo en un pedestal. Su hermano en cambio es su contrapunto: parte integral de la comunidad, es compañero de todos y lleva a la práctica las enseñanzas de los ancianos, las costumbres de las generaciones anteriores (gran tarea de Armand Assante, ganador de un Emmy en 1996); en su pedestal esta la tradición. Ambos son una cara de una misma moneda, ambos son parte de nuestra realidad, de un mismo país, y ambos son interpretados de gran forma por el director y guionista: Diego Rafecas.
Conocido especialmente por sus trabajos Un Buda (2005) y Paco (2009), parece ser que tanto el contraste entre hermanos con diferentes pensamientos y vidas (en Un Buda), así como la exploración de problemáticas sociales (en Paco) son temáticas constantes en la carrera de Rafecas, que en esta cinta combino ambas.
La película explora con especial interés la vida, costumbres y conflictos internos de la comunidad del Impenetrable Chaqueño; Buscando representarlos fielmente hasta el punto de que gran parte de la misma esta hablada en la lengua originaria Qom, así cómo también castellano y parte en inglés.
Termina de redondear el proyecto una muy buena colaboración musical de Ciro Martinez (el ex cantante de Los Piojos) con el dúo chaqueño Tonolec (que combina música folclórica con electrónica).
La producción estuvo repleta de inconvenientes, hasta el punto en que el proyecto culmino su filmación en el año 2012 y recién ahora, 5 años después, estamos viendo su llegada a los cines. Problemas económicos y de distribución lamentablemente terminaron afectando el producto final. Aún con una aceptable dirección, el montaje evidentemente fue una odisea y termino dejando mucho que desear. Las actuaciones no pasan de lo regular y no elevan un guion que de por si es servicial como máximo. La banda sonora es de lo mejorcito de todo, a veces siendo lo único que le otorga algún esbozo de tono a las escenas.
Dicho eso, es muy difícil no recomendar este esfuerzo nacional. A pesar de sus problemas la cinta se deja ver, no se resiste a entretener y hace de sus casi dos horas de duración algo más que llevadero; Y eso no es para nada poco. Al menos acá en Cuatro Bastardos, es una película que nos alegra mucho ver llegar a los cines, y que agradecemos haber visto.