Imperio de violencia
Para los ingleses, Ronnie y Reggie Kray son una verdadera leyenda: dos hermanos gemelos que fundaron su propio imperio en los años 60, cuando dominaban una red mafiosa de juego clandestino y drogas mientras se escudaban en el glamour de ser dueños de varios boliches de moda. Los Kray eran famosos por sus métodos violentos y su falta de escrúpulos, pero también eran queridos y populares en el East End, la parte pobre de Londres, y llegaron a codearse con lo más alto del poder. Al director Brian Helgeland le sobra experiencia como guionista (“Los Angeles al desnudo”, “Río místico”) y eso se nota en “Leyenda”. El realizador narra con intensidad y precisión el ascenso y caída de los Kray, tomando influencias que van desde Martin Scorsese hasta Guy Ritchie, y apelando a una violencia cruda y seca. La película se centra especialmente en las diferencias entre los hermanos y el deterioro de ese vínculo: por un lado está el más seductor y negociador Reggie, y por otro el brutal, ambiguo y desequilibrado Ronnie. Son personajes complejos y oscuros, y el gran gancho de “Leyenda” es que los dos están interpretados por Tom Hardy (“Mad Max: furia en el camino”), que acá termina de demostrar que es uno de los mejores actores de su generación. Lo que le falta a la película es contexto histórico. El submundo delictivo de los Kray transcurría mientras Inglaterra era el centro del universo con el boom de los Beatles, el Mundial del 66 y la revolución de los jóvenes marcando tendencia. Rara vez la película da cuenta de eso. Tampoco profundiza en la realidad política y económica que favoreció el ascenso de los gemelos y después precipitó su caída. Hacia el final, “Leyenda” termina siendo una biopic potente pero demasiado convencional.