Hace mucho, mucho tiempo, el guionista y director Brian Helgeland había logrado un par de buenas películas. Una de ellas fue la comedia negrísima Revancha, con Mel Gibson, y la original y divertida Corazón de caballero. Después, misterio: poca cosa y no muy buena. Leyenda es otra biografía de los hermanos Kray, que en los años sesenta fueron los dueños de la mafia londinense. La primera, El clan de los Kray, de Peter Medak, era bastante buena. Y esta no. Básicamente porque Tom Hardy, que interpreta a ambos hermanos, no da el pinet. Demasiado galancete ara el hermano “centrado”, demasiado absurdo para el hermano “loco peligroso”, su trabajo disuelve el romanticismo que es marca de fábrica del director y pone demasiado el acento en ciertos elementos simbólicos que, a decir verdad, están de más. No faltan escenas violentas bien filmadas, aunque son escasas. No falta algún momento muy molesto (una violación, por ejemplo, que parece consentida) pero tampoco sería un problema: el básico es la dificultad que tenemos en creernos a los protagonistas.