Legend puede parecer otra biografía criminal más de sujetos que ganaron mucho dinero y mala fama con actividades extracurriculares, con una ligera diferencia de por medio: Tom Hardy. En este caso en particular, fue una dupla la que causó estragos en una Londres de 1960, los hermanos gemelos Ronald y Reginald Kray, Ron y Reggie para los más allegados. Y es el mismo Hardy que se divide en dos y les otorga personalidad a los Kray con su extravagante actitud y aplomo, convirtiéndose el actor británico en el principio y el fin de lo que la hace sobresalir.
La película de Brian Helgeland, con guión propio basada en el libro de John Pearson, es bastante tópica en la recreación de época y en los conflictos entre diferentes grupos de criminales, pero se destaca cuando le da paso a que aflore el conflicto familiar entre los gemelos. Es en esos momentos en donde Hardy reune toda su fuerza interpretativa y, por un lado, construye a Reggie, el más calmo y racional de los hermanos, casi como una extensión de su propia persona. Reggie es suave y sofisticado, todo lo contrario a Ron, un homosexual declarado al que le falta más de un caramelo en el frasco. Es Ron el que le permite a Hardy meterse en personaje y desplegar todos sus recursos para darle dimensión a una persona conflictiva, con muchos problemas personales, pero que da lugar a inmensas escenas donde el actor se nota imparable. Ambos papeles son muy diferentes, y no sólo en la presencia física y los atuendos.
Hardy es el núcleo del film, y cuando no está en pantalla, la trama pierde fuelle. Es una pena, porque hay un excelente elenco secundario, comenzando con la mujer que osa interponerse entre los hermanos, la narradora poco confiable que es la Frances Shea de Emily Browning, y siguiendo con grandes nombres como Christoper Eccleston como el detective tras la pista de los hermanos, David Thewlis como el abogado fiel de los Kray, y hasta un cameo de Paul Bettany como un rival. Pero con una duración de dos horas y un poco más, los eventos que se suceden terminan por estirar una historia que con menos metraje hubiese resultado mucho más sólida, y de no haber apelado tanto a la narración omnisciente del personaje de Browning, las cosas hubiesen quedado mucho mejor a interpretación del espectador y no con información repetida una y otra vez.
La película de Helgeland tiene estilo, pero no tanta sustancia como se cree. La primera mitad es muy interesante, pero luego la atención se va perdiendo, no importa cuántos entrecruces y peleas haya entre los hermanos, amén de un excelente equipo técnico y dobles de riesgo que hacen de una pelea entre los Kray uno de los mejores momentos que Legend tiene para ofrecer. Si de algo sirve esta historia biográfica de gángsters, es para cimentar nuevamente lo colosalmente grande que es Tom Hardy como actor.