Veintiocho años atrás tropas israelíes invadían una República del Líbano devastada por una guerra civil que atravesaba por su segunda fase: periodo marcado por las matanzas entre comunidades religiosas destruyendo y dividiendo a su capital Beirut en dos: la oriental musulmana y la occidental cristiana.
En este contexto se encontraba Shmulik Maoz en el año 1982, más precisamente, dentro de un tanque israelí en una misión en la ex suiza del cercano oriente. Son sus vivencias dentro del blindado junto con tres jóvenes soldados lo que relata Libano, una catarsis que hace a un film bélico diferente en el cual un acercamiento a la mirada de un hombre obligado a ser artillero, sacude y emociona más que cualquier mega explosión hollywodense.
Casi la totalidad del film esta rodada dentro del tanque, donde comen, duermen, hacen sus necesidades y están a la espera constante de ordenes de avanzar o tirar: primero como advertencia, después a matar. Assi es el comandante quien potencia la atmósfera abrasadora y asfixiante tratando de mantener la calma, intentando naturalizar el hecho de que están cada vez más cerca del combate y de hacer eso que es lógico en toda guerra: matar o morir... solo que sera uno de los primeros en quebrar definitivamente.
El ojo del tirador Shmuel es nuestra visión fuera del tanque, donde apunta se dirige nuestra mirada y donde apunta se le hace imposible disparar cuando se le ordena: está preso de un colapso por la tensión emocional que permite ubicar al resto de sus compañeros en un plano que se venia tratando de ignorar: el hecho de que ha tan temprana edad sean participes de un exterminio a un pueblo de este estado que limita al norte de su país.
Quien hace el papel de rebelde es Herzl, el cargador, quien confronta al comandante en casi todas las ordenes, cuestionando las jerarquías y es más notable el enjuiciamiento silencioso al que somete con las miradas que le dedica a Shmulik , de un rango más alto , quien esta al mando de todo el operativo y es la unica conexión, ademas de la mira, con el exterior. Es excelentemente interpretado por Yoav Donat , ya que su voz a través del transmisor tiene la misma intensidad que su presencia. El cuarto hombre que conforma el elenco dentro del tanque es Michael Moshonov encarnado a Yigal, el conductor.
Libano nace de un proyecto que se propuso Maoz: el de contar una historia bélica de forma diferente, ya que en la escaleta reemplaza las acciones por emociones, sensaciones y olores que parten de un diario el cual le costo redactar ya que implicó volver a sentir el estrés de supervivencia que es lo que finalmente queda en la retina del espectador: propone suplantar la seguidilla de hazañas bélicas donde están los buenos y los malos por experimentar, tratando de trasmitir a través de imágenes y musicalizacion, el estar dentro de un tanque de guerra: la Guerra del Líbano que abarca lo territorial, lo económico, lo político y por sobre todo lo religioso que es la parte más compleja .
El argumento no esta servido, sino que se va padeciendo junto a los actores derivando en un film diferente y polémico que vale la pena experimentar.
Ganador del León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia, año 2009.