Las puertas del infierno
El director Scott Derrickson muestra el mundo amenazado de un policía del Bronx y examina los orígenes del Mal a lo largo de un relato que juega con las posesiones y los exorcismos.
Líbranos del mal, la nueva creación del director de El exorcismo de Emily Rose y Sinister, comienza con tres soldados que luchan en la guerra de Iraq, entran a una cueva y se topan con algo inesperado y maligno. A partir de allí la acción pasa a la actualidad en Nueva York, con el policía Ralph Sarchie (Eric Bana), quien vigila de cerca el Bronx e investiga un extraño caso de sucesos paranormales ocurridos en un zoológico.
Con la ayuda del sacerdote jesuita Mendoza (Edgar Ramírez, de Furia de Titanes), Ralph irá ordenando las piezas de un caso que amenaza su vida y la de su familia cuando inesperadamente se abren los portales del mismísimo infierno.
El film, que combina policial y terror, acumula escenas impactantes, sobresaltos, personas poseídas que deambulan en la jaula de los leones, una niña -hija del protagonista- amenazada por sonidos y presencias extrañas, rostros deformados y un exorcismo realizado en una comisaría, en medio de diálogos que ponen de manifiesto el enfrentamiento entre la razón y la fe.
Los mejores momentos los alcanza cuando juega con los miedos infantiles y une las piezas del rompecabezas que explora el trillado tema de los exorcismos. Aún con sus desniveles, la experiencia resulta, al menos, inquietante en la creación de climas y la recomposición de la familia. En el elenco sobresale el venezolano Edgar Ramírez, que se carga la cruz y la pelìcula al hombro, y deja a Eric Bana en un segundo plano. A echar al demonio se ha dicho!.