Terror interno
Líbranos del mal (Deliver Us From Evil, 2014) de Scott Derrickson, producida por Jerry Bruckheimer (no es un dato menor) habla no solo de una fuerza maligna que rodea y se apodera de seres vulnerables, sino también, de oscuros secretos que nunca terminan de ser aceptados y explicitados, que pueden arrastrar a una persona a los limites del entendimiento.
Cuando el sargento Ralph Sarchie (Eric Bana) comienza a investigar un extraño caso que aparentemente conecta varios hechos sobrenaturales, en realidad lo único que hace es profundizar sobre su condición humana. Porque por más que cumpla con procedimientos e intente mostrarse como un hombre honrado y de familia, ni aun en la intimidad de su hogar puede escapar de sus otros fantasmas, los que en los momentos de soledad lo acosan y atormentan.
En el camino de desatar y unir cabos se encontrará con el padre Mendoza (Édgar Ramírez), un especialista en exorcismos y otras maneras de espantar a los malos espíritus y quien también lucha constantemente contra si mismo por un pasado bastante oscuro que lo acercó a la fe. Entre ambos trataran de dilucidar las claves de extraños casos en los que se ven involucrados tres veteranos de la guerra de Irak, quienes aparentemente, trajeron a su país algo mas que las frecuentes y esperables pesadillas de alguien que estuvo en una contienda militar. Los polos se atraen y por una virtud de Sarchie, y que en realidad parece mas un tormento, no solo la relación con el padre se potenciara sino que en medio de su proceso de investigación escuchará voces que lo dejaran al borde de la locura y la sobre exposición a situaciones complicadas y límites.
Si hay lugares comunes, muchos, y cierta chatura en la dirección de cámaras y puesta en escena, pero que se suplen con una solidez actoral, principalmente Bana, con una interpretación diferente a la que nos tiene acostumbrados, que hace que lo banal se sublime frente al subtexto que profundiza conflictos internos en su personaje.
Hay muchas conexiones con algunas películas del género como Poseídos (Fallen, 1998) y El coleccionista de huesos (The Bone Collector, 1999), de las que rescata su espíritu lúdico y relación con la cultura popular, ya que una canción de The Doors será la clave principal del film y en cuya letra el mal deposita la exigencia de contemplación y culto.
No esperen encontrar la obra cumbre del genero, pero Líbranos del mal es efectiva y cumple con sus premisas.