Historia que atrasa
Existen al menos tres tipos de películas argentinas: las grandes producciones, las películas de autor, y las pequeñas películas de género, realizadas por veteranos trabajadores de la industria, hechas con muy bajo presupuesto y actores no tan conocidos aunque de trayectoria. A esta tercera categoría pertenece Libre de sospecha (2014).
La historia va así: época de corralito y Víctor Aranda (Miguel Habud) trabaja en una financiera. Su jefe, “el licenciado”, pretende hacer una estafa y escaparse con el dinero a un paraíso fiscal, y lo tiene a Víctor de único confidente. En ese período de crisis, social y personal, el protagonista idea un plan para escapar.
La idea de la película es interesante, pero muy mal desarrollada. El problema quizá sea el bajísimo presupuesto con que, se nota, está realizada: Oficinas recreadas en una mesa con cuatro computadoras, movimientos de cámara muy desprolijos (arriba del tren, en la calle), y encuadres sin ninguna noción de composición (sin mencionar los precarios títulos de crédito); son algunas de las cuestiones que terminan por entorpecer cualquier historia. Miguel Habud, y personajes secundarios -como Mimï Ardú-, ponen su oficio para darle fluidez narrativa a situaciones y diálogos acartonados.
El director y guionista es Emilio Blanco, asistente de Anibal Di Salvo -a quien le dedica la película con homenaje incluido al verse un fragmento de Chúmbale (2001)-, que pone en escena esta suerte de policial, cuyas incongruencias lo categorizan de “Clase B” y no sólo por la falta de presupuesto. Hay escenas deliberadamente bizarras, como las prostitutas que aparecen en escena o el hombre travestido. En ese aspecto Blanco se parece a Di Salvo (o incluso a Emilio Vieyra), pero no al cámara o fotógrafo de Leopoldo Torre Nilsson, sino al director de Atrapadas (1984), Enfermero de día, camarero de noche (1990) o la misma Chúmbale.
De los tres tipos de cine argentino, que se exhiben en simultáneo en el Gaumont, el caso de Libre de sospecha es el imposible, el increíble de seguirse realizando, por pertenecer a otra época, otra lógica y actitud, la del “hacerse como pueda”. De ese espíritu de otros tiempos, surge esta película.