Con la maravillosa banda sonora de fondo y un sinfín de situaciones presentadas como una especie de viñetas, Paul Thomas Anderson logra una estupenda «coming-of-age que dialoga con clásicos del cine como American Grafitti de George Lucas y viejos films de amores adolescentes, logrando un festival cinematográfico no solo para aquellos que adoran la filmografía del director, sino también para los nostálgicos del cine y de la cultura pop de principios de los 70.