Life: En el espacio nadie te oirá gritar.
La búsqueda del ser humano por vida inteligente más allá de nuestras fronteras planetarias nunca llega a buen puerto y este film es otro claro ejemplo del por qué quedarnos en casa y velar por nuestros hermanos.
“El espacio. La frontera final”. Claro que sí campeón, si no conocés esta frase algo te estás perdiendo en la vida. La ciencia ficción en el cine y la televisión siempre ha tenido un tema central y ese es el de “los marcianos”. Por décadas hay una fascinación casi innata del ser humano, tanto en la ficción como en la realidad, de buscar vida más allá de nuestro planeta (en vez de darle de comer a sus prójimos) y sobre todo en el planeta vecino Marte.
Tanto en la realidad como en el celuloide, la búsqueda de vida inteligente en otros planetas no ha dado buenos frutos: en el primer caso no hay noticias o nos ocultan muchas cosas (ejem…) y en el segundo, la mayoría de las personificaciones del Alien, el “extranjero“, es ese ser incomprendido o simplemente un agente del mal como personificación del enemigo de turno de la Gran Potencia económica que intenta meternos su mensaje de supremacía hasta por el último agujero que tengamos oculto.
Muy pocos exponentes de este género supieron mixturar una buena historia con la espectacularidad visual (2001: Odisea al Espacio, Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, o Alien: El Octavo Pasajero son algunos de los ejemplos más cercanos) y en este contexto nos llega Life: Vida Inteligente (Life, 2017) de Daniel Espinosa (El Invitado, El Niño 44) en la que seis tripulantes de diferentes países viven en una estación espacial a la espera de una muestra de Marte, lo que sería la primera prueba de vida inteligente fuera de nuestro querido planeta azul.
Cuando por fin la muestra llega en forma de organismo unicelular “dormido”, el científico del grupo intenta darle vida en un ambiente controlado al punto de la insistencia de un padre con su criatura. El bichito logra despertar y es un acontecimiento mundial, transmitido como evento multitudinario y hasta los chicos de una escuela tienen el “honor” de ser los elegidos para darle nombre: “Calvin”.
Así, todo es felicidad tanto abajo como arriba de la Tierra, hasta que Calvin, por una falla en su incubadora, parece haber muerto. Hugh, el científico encargado de su preservación se siente culpable de su negligencia e intenta despertarlo…CON VOLTAJE ELÉCTRICO. Sí, una mala idea. Cual Frankenstein unicelular Calvin logra despertar y, mutilando la mano de su “padre”, logra escapar de su incubadora para ir atacando a cada uno de los tripulantes de la estación espacial y, así, ir creciendo y sobreviviendo a lo que él cree, es un ambiente hostil.
Fascinante. Aterradora. Life es la gran sorpresa de este 2017. El reparto, en el que destacan Ryan Reynolds, Jake Gyllenhaal y Rebecca Ferguson, transmiten la tensión que sufre el grupo ante esta amenaza de otro mundo que es imparable e implacable ante sus enemigos. Una prueba más de que el ser humano no puede jugar a ser Dios con la naturaleza, ya sea de este mundo o de otro.
Life tiene uno de los prólogos más impresionantes hechos en una sola toma de 10 MINUTOS. Algo increíble y que en una pantalla gigante es apreciado en su máximo esplendor, que junto con el score de Jon Esktrand (ya habitual colaborador del realizador) te sumergen en la atmósfera asfixiante que Espinosa creó para este thriller de máxima tensión espacial. Un film que remite a Ridley Scott y su saga Alien, pero que llega con un espíritu fresco y sin golpes fáciles de efecto. Una buena forma de recordarnos que aún no estamos preparados para recibir visitas, si antes no barremos nuestra casa sin tirar la basura por debajo de la alfombra.