Ahora Alien tiene cara de estrella de mar
En la tradición de peliculas de viajes espaciales con monstruo a bordo, de la que "Alien" de Ridley Scott es el ejemplo más famoso, "Life" arma una buena odisea de terror, aunque abusa de los detalles técnicos del cine cósmico post "Gravedad".
El principio de este film del sueco Daniel Espinosa realizador del excelente psycho-thriller stalinista "Crimenes ocultos"- pone el énfasis en la minuciosidad tecnológica para volver creible todo lo que vendrá después. En la estación espacial internacional un puñado de astronautas esperan ansiosos la llegada de una sonda que viene de Marte con muestras de lo que podrían ser microorganismos alienígenas. Y cuando dan con las muestras festejan junto a la humanidad el descubrimiento de la primera forma de vida extraterrestre. Al principio, es apenas una célula que demuestra estar viva. Pero al pequeñísimo organismo, al que unos niños bautizan Calvin, crece rápidamente, y en unos pocos días tiene el tamaño y el aspecto de una estrella de mar que mueve graciosamente sus tentáculos.
Pero Calvin despierta muy enojado de una hibernación. La escena en la que el peligro de tener esa cosa en el laboratorio es de una ferocidad poco común, con imágenes aterradoras como la de la muerte de uno de los astronautas protagónicos. Luego empiezan a ser liquidados uno por uno en los tentáculos de un Calvin cada vez más grande. "Life" nunca deja de resultar eficaz, aunque luego se concentra en una carrera muchas veces vista por arrojar el engendro al espacio. La película tiene convincentes actuaciones de Ryan Reynolds y Jake Gyllenhaal.