Thriller espacial con poca chispa
Un poco de Gravedad y mucho de Alien. Una tripulación de seis en una misión ambiciosa, más una rata gorda y blanca. El octavo es una "forma de vida de Marte", a la que se bautiza -desde la Tierra- como Calvin.
Thriller espacial que se va poniendo cada vez más viscoso, Life: vida inteligente -un título local que ya no da ni para el chiste- es ese tipo de películas de género que Hollywood antes, en los 70 y parte de los 80, sabía hacer con mayor oficio. Cuando se sabía narrar con más ritmo, cuando no se ahogaba tanto a las películas con frenos y arranques cualunquistas, cuando no había necesidad de explicar de más lo que ya estaba claro, cuando no había tanto interés por hacerse el vivo con un final tramposo, cuando se abusaba menos de la música.
Lo más penoso es que detrás de los defectos, más allá de las taras exhibidas, en esta película del director sueco Daniel Espinosa hay segmentos que funcionan con una tensión clara, con un armado de suspenso nada desdeñable. Son los inicios de la amenaza, cuando hay sustento en la progresión dramática, cuando cada escena es una continuación lógica de la anterior, cuando hay cohesión. Son los momentos más concentrados en términos de superficie, cuando hay menos metros cuadrados como escenario, cuando las preguntas que nos hacemos tienen más que ver con el destino de los personajes y sus relaciones que con el paradero de la lógica y la consistencia narrativas.