Durmiendo con el enemigo
Un impasse en la producción de películas aún no determina al “enemigo”, debatiéndose si serán mexicanos, latinos, rusos, chinos -o quien sabe quién- el nuevo foco del odio y racismo fílmico propagandístico de la era Trump. Mientras tanto Hollywood vé nuevamente en el espacio y los “marcianos” la amenaza latente.
Es así como una propuesta como Life: Vida Inteligente (Life, 2017) reaviva la pasión por películas en las que el infinito y el más allá, enmarcan un relato en el que el profesionalismo de los protagonistas, una serie de científicos y astronautas, está acosado por un ente extraño al grupo, que diezma el lugar en que se encuentran, sin posibilidad de escapatoria.
El director Daniel Espinosa es el encargado de conducir los destinos de la Estación Espacial Internacional en la que seis pasajeros de diferentes orígenes, interpretados por Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson, Ryan Reynolds, Hiroyuki Sanada, Ariyon Bakare y Olga Dihovichnaya, ven cómo su suerte cambia de un momento al otro al “despertar” Calvin, un organismo “marciano” al que logran dar vida dentro de la nave e intenta apoderarse de la embarcación de manera sangrienta.
El guion de Rhett Reese y Paul Wernick posee todos los lugares comunes del género, aquel que se apoyó en Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979) para sentar las bases, traduciéndose en una película con un relato de manual clásico y en el que la tensión va in crescendo a medida que los minutos pasan, pero también la desesperación por encontrar una solución a la invasión de la nave y las muertes que comienzan a sucederse, que marcan el ritmo del relato.
Si bien, el estereotipo de los personajes suma aún más convencionalismos a la historia, justamente éstos también son los que generan el placer por el género en el espectador. Uno que arriesga todo sin pensarlo, la voz de la conciencia, la capitana que dejará todo antes que su tripulación muera, el sigilo y la concentración de una mujer que ante los hechos que comienzan a sucederse prefiere esperar y defender la nave y la misión por encima de todas las cosa, son sólo algunos de los actantes de esta tragedia. Y aún en sus convencionalismos y clichés, y gracias a la espectacularidad de las imágenes, Life: Vida Inteligente va convenciendo de su verosímil inverosímil, para lograr mantener, durante algo más de hora y media, la expectación sobre los hechos que suceden en la pantalla sin evitar mostrarse igual a muchas otras propuestas.
El despliegue visual suma como así también la verdad en las actuaciones, principalmente de Gyllenhaal y Ferguson, los encargados de llevar adelante el relato en su mayor parte. Espinosa hábilmente va brindando en pequeñas dosis, los desencadenantes de la acción, que aun sabiendo los pasos que continuarán de antemano, el nuevo acercamiento permite que los efectos visuales y una banda sonora impactante, refuercen las ideas principales de pérdida y búsqueda que apuntalan la película, y que en una primera etapa el director presenta personajes, uno a uno, con sus vínculos en la tierra, sus pasiones, sus dolores, su figura moral, mientras que en la segunda etapa el escape tendrá su protagonismo excluyente.
Se puede criticar cierta mano blanda con algunas figuras centrales, pero también es verdad que para que el relato funcione eso es necesario y en el fondo un dato menor, porque no importa ya si el discurso pro yanqui se cuela en cada escena, al contrario, lo que importa es que esa inmensidad que enmarca la historia termine, de alguna manera, por expulsar al otro y sumar en tensión, conflictos y detalles para que el espectador continúe atado a la butaca queriendo conocer la resolución de la historia.