Superman y cinco más
Luego del traspié que significó Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia (Batman v Superman, Dawn of Justice,2016) y la positiva recepción de Mujer Maravilla (Wonder Woman, 2017), DC sabía que se jugaba una parada importante con Liga de la Justicia (Justice League, 2017) en pos de enderezar su desparejo universo cinemático de una vez por todas, uniendo a sus personajes más emblemáticos dentro de un mismo film, buscando el visto bueno tanto de los críticos como de los fanboys.
Siguiendo lo sucedido en BvS, Batman está determinado a reunir a todos los metahumanos del mundo -o superhéroes hablando en confianza- para armar una alianza que pueda hacer frente a futuras amenazas de gran calibre. El timming del mejor detective del mundo no pudo haber sido más oportuno porque Steppenwolf, el villano de turno, regresó después de miles de años y planea arrasar con nuestro planeta. El cómo es lo de menos: MacGuffin de por medio, Steppenwolf va sumando poder y deberá ser detenido antes de que se vuelva una fuerza imparable. De esta forma el relato irá alternando entre la conformación del equipo de superhéroes y los sucesivos intentos por detener al enemigo de turno y su legión de esbirros interdimensionales/interplanetarios.
Sin el tono dramático y Snyderiano que daba forma a El Hombre de Acero (2013) y Batman v Superman, Dawn of Justice,2016) , La Liga de la Justicia elige el camino entretenido y dinámico para conformar su relato, uno que siempre prioriza la aventura por sobre lo tragedia y las intervenciones cómicas por sobre las penurias existencialistas. Se centra en un sólo villano y evita las múltiples líneas argumentales que suelen saturar la estructura narrativa en este tipo de productos. Como resultado, la sensación por momentos es la de estar ante una obra que por no arriesgarse termina siendo una más, sin ninguna secuencia memorable que se salga del fórmula ultra pasteurizada.
El Flash de Ezra Miller se gana por mérito propio el mote de comic relief dentro del grupo y el espíritu liviano de lo expuesto permite que cada uno de los personajes tenga su momento jocoso. Y deberían otorgar un premio a aquel que logre identificar en qué escenas le eliminaron digitalmente el bigote a Henry Cavill, quien grabó algunas retomas mientras participaba del rodaje de la próxima Misión Imposible. Esa misma habilidad para las artes digitales juegan un poquito en contra en las secuencias de acción, donde el abuso de pantalla verde se hace bastante evidente; se dificulta como espectador la inmersión en el mundo ficticio cuando la hiperrealidad impide una asociación más efectiva con el entorno de acción.
La simplicidad de la trama deriva en unos amistosos 121 minutos de duración total, convirtiéndola en la película de menor duración del universo DC. La salida de Zack Snyder y la llegada de Joss Whedon para finalizar la producción explicaría por qué varias escenas que vimos en los trailers no llegaron al corte final… salvo que haya un corte extendido esperando su lanzamiento en futuros medios.
Siendo una mejora evidente respecto de la entrada previa, La Liga de la Justicia entretiene lo justo y necesario sin revolucionar el género “superheróico”, balanceando todo el drama y la acción que una película apta para mayores de 13 permite sin convertirse en una inversión de riesgo para el estudio. Y por supuesto hay escenas post-créditos, así que ningún fan debería dejar la sala hasta que prendan las luces…