La liga de la justicia: al trabajar en equipo, los superhéroes de DC ganan en humor y adrenalina
Tras los fracasos artísticos de Batman v. Superman: El origen de la justicia y Escuadrón suicida, y de los múltiples problemas de producción (Joss Whedon reemplazó a Zack Snyder en la parte final del rodaje tras el suicidio de la hija de éste último; Danny Elfman se hizo cargo de la música en lugar de Junkie XL, que a su vez ya había sustituido a Hans Zimmer; el costo final se disparó hasta llegar a 300 millones de dólares), que Liga de la Justicia sea "apenas" una película aceptable es una buena noticia.
La propuesta es básica: presentar a cada uno de los personajes principales, Batman (Ben Affleck), Mujer Maravilla (Gal Gadot), Flash (Ezra Miller), Aquaman (Jason Momoa) y Cyborg (Ray Fisher), oponerles un malvado todopoderoso como Steppenwolf (una creación con técnica de captura de movimiento y voz de Darth Vader a cargo de Ciarán Hinds) y una lucha por la posesión de distintas cajas que, unificadas, podrían tener una fuerza devastadora. Quizás la apuesta más osada sea la ausencia inicial de Superman (Henry Cavill), pero mejor no adelantar demasiado.
Liga de la Justicia es a DC Comics/Warner lo que The Avengers fue a Marvel/Disney; es decir, la posibilidad de reunir a sus superhéroes "titulares" en un mismo film con la idea de que, más allá de las diferencias que puedan tener, unan fuerzas para combatir al Mal y, de paso, recuperen parte del esplendor perdido con vistas a futuras películas individuales. Aunque pierde claramente en la comparación (al menos con la primera Avengers, de 2012) porque el humor funciona con cuentagotas (hay remates de diálogos al borde del ridículo), porque lo de Affleck y Cavill es de una inexpresividad llamativa, porque muchos personajes secundarios a cargo de notables intérpretes están completamente desaprovechados e incluso se notan ciertos desajustes en la edición y en el acabado de los efectos visuales, Liga de la Justicia contiene hallazgos en los personajes de Mujer Maravilla, Aquaman y Flash (el típico joven nerd que funciona como comic relief) y cumple con lo que promete: no se sale un milímetro del libreto, de la fórmula prefijada, y regala muchas y adrenalínicas secuencias de acción.
Snyder dice haber tomado al clásico Los siete samuráis (1954) como principal fuente de inspiración, pero si no se advierte en Liga de la Justicia demasiado de la maestría del japonés Akira Kurosawa, al menos esta vez hay bastante menos densidad y solemnidad que en su Batman v. Superman. Como siempre, conviene quedarse para las escenas "sorpresa" en la mitad y al final de los créditos de cierre. La última entrega, además, varias pistas para la continuación de esta película. El show debe seguir. La única máxima que Hollywood nunca deja de aplicar.