Lightyear

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

La buena noticia es que al menos resultó un poco más llevadera que las continuaciones de Cars, sin embargo no deja de ser un producto terriblemente insípido para un estreno que integra la filmografía de Pixar.

El film previo de la productora, Turning Red, que no tuvo promoción y terminó en la plataforma de streaming del estudio, al menos contó con un contenido más elaborado además de brindar un buen entretenimiento. En este estreno no hay demasiados elementos para resaltar y los niños que no se queden dormidos en el cine tal vez la disfruten un poco más.

Dentro de la franquicia la trama presenta el film que Andy vio en 1995 e influenció su devoción por Buzz Lightyear. El problema con este concepto es que despoja de entrada todas las características que hicieron memorable y divertido al personaje. Cuando a Buzz le quitás su ego exagerado, el sentido del humor y la interacción con el cowboy Buddy queda un héroe de aventuras aburrido que tal vez llegó a entretener la miserable infancia de Andy pero difícilmente consiga lo mismo con el resto de la humanidad. El perfil serio de Lightyear simplemente no es atractivo y el director Angus McLane (responsable de la olvidable Buscando a Dory) no hace el menor esfuerzo para cautivar al público con el mundo del ciencia ficción que rodea al protagonista.

El pobre Buzz además de ser más insulso tiene que lidiar con la ausencia de un reparto secundario carismático que lo ayudó a brillar en la saga original de Toy Story. Los nuevos personajes son roles acartonados sin personalidad que se limitan a cumplir con la cuota de diversidad que demandan los contenidos de Hollwyood en la actualidad. El único miembro que levanta un poco la historia con sus intervenciones es un gato androide que no en vano protagoniza los spots promocionales de televisión.

En general el contenido humorístico es malo y está dirigido a ese público "especial" que festeja a carcajadas los chistes tontos en las películas de Marvel. Obviamente una propuesta de Pixar que no roba ideas ajenas de otros artistas no sería lo mismo, ya que la piratería siempre fue parte del ADN tradicional de esta compañía. El hurto en este caso se centró en el argumento de Interestellar, de Christopher Nolan, y como les daba fiaca crear robots villanos también copiaron a los androides de las fuerzas de Hordak, en la serie animada de She-Ra, de Fillmation.

La pereza llegó a tal nivel que ahora ni siquiera producen los cortometrajes que solían presentarse antes de las películas y que en el pasado brindaron algunas historias simpáticas. Si al menos esta producción hubiera presentado alguna sátira del estilo de cine hollywoodense que se hacía hacia mediados de los ´90, la trama podría haber sido más entretenida pero nunca se explora esa cuestión. Motivo por el cual cuesta bastante comprar que los niños de 1995 se volvieron locos por Buzz luego de verlo en esta propuesta.

En resumen, una película de Pixar realizada en piloto automático con el único fin de ocupar una fecha en el calendario de estrenos.