Lightyear

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

El concepto tan simple de Lightyear me parece sensacional, ya que hace casi tres décadas que conocemos a este personaje pero en realidad no.

Conocemos al juguete y sus historias en la franquicia Toy Story. Así que la premisa de este film es mostrarnos a nosotros, los espectadores, la película favorita de Andy, la cual desencadenó una línea de juguetes. Eso le dio a Pixar la libertad de crear una historia nueva, pero respetando ciertos puntos establecidos por ese primer Buzz, aquel que desconocía que era un juguete.

Y con esa excusa nos metemos en una aventura especial pura y dura, pero pasada por el filtro Disny/Pixar. Es decir, una película para toda la familia, con un mensaje de vida y coyuntura actual (esto último desentona un poco ya que supuestamente este es un film previo a 1995). Lightyear trata sobre la autosuperación y el aprender a valorar lo que se tiene. El vivir el presente y no estar pendientes del mañana. Cada uno de los personajes periféricos aportan un poco a la construcción de ese relato mediante acciones muy concretas o chistes de diferente índole (algunos para niños y otros para adultos). Amén de la increíble animación que siempre nos tiene acostumbrados la compañía, Lightyear es una feel Good movie que cumple con su cometido.

No puedo opinar sobre Chris Evans y el cast de voz original ya que vi la película doblada. Pero disfruté los diálogos y me sacó más de una sonrisa. Dicho esto, debo aclarar que no me emocionó y que eventualmente quedará en el olvido salvo por la figura enorme de Buzz en el colectivo imaginario.

En síntesis, Lightyear es una buena idea que se convirtió en una película más que decente y un gran “companion” a Toy Story.