Basada en un cuento de un clásico de libros infantiles, que curiosamente no fue abordado por el cine de animación. El autor es del famoso en EEUU Bernard Waber, que pone el acento en la importancia de las relaciones familiares y da lecciones de vida. Dirigida con eficacia por Will Speck y Josh Gordon esta fábula infantil funciona mezclando humanos con un cocodrilo que canta y que se acepta de inmediato, porque tanto de pequeño como gigante resulta adorable. Al principio lo conocemos cuando lo descubre un ilusionista venido a menos, compuesto con mucha gracia por Javier Barden, que baila, canta y seduce. Un oscuro mago que ensaya con el bichito para descubrir que en el momento de actuar, Lilo, que solo se comunica cantando y no habla, tiene un terrible miedo escénico que le impide triunfar. El mago huye, abandona al bichito en un desván. El tiempo pasa una familia se muda a la casa, y el chico que sufre bullyiung y no tiene amigos encuentra en el gigante Lilo a su compañero ideal. Con la voz Shawn Méndez, con canciones originales de Benj Pasek y Jusstin Paul), en una Nueva York soñada, el mago explotador fracasará otra vez pero le puntos al villano necesario. Para sonreir acompañando a los más chicos y con momentos de genuina ternura.