«Lilo, Lilo, Cocodrilo» es la adaptación del libro infantil homónimo y su precuela «The House on East 88th Street», escrito por Bernard Waber. La misma se centra en la familia Primm, que se muda a Nueva York. Allí el pequeño Josh tiene problemas para adaptarse a la escuela y hacer amigos. Todo va a cambiar cuando descubre a Lilo, un cocodrilo cantante que está viviendo en el ático de su nueva casa. Sin embargo, cuando su existencia se ve amenazada deberá aliarse con el dueño de Lilo, el artista Hector P. Valenti, para poder salvarlo.
La película nos propone una mezcla entre la comedia y la aventura que resulta en una historia familiar simpática y adorable, con algunos momentos de humor, aunque las risas no terminen desbordando.
Es así como logra ahondar en la importancia de la amistad, de elegir a la familia y priorizarla por sobre lo material, la aceptación, la diversidad, la integración, en el ser diferente, en pertenecer. Tal vez algunos de estos conceptos se subrayan de una manera un poco evidente a través de diálogos a pesar de no ser necesario, pero también entendemos que es un film orientado a un público más pequeño que probablemente necesite un refuerzo para terminar de entender estos mensajes.
De todas maneras, la película cae en varios lugares comunes y fórmulas de este estilo de historias. Podemos prever algunos de los giros narrativos que van suceder antes de que lo hagan, pero tampoco pretende ser mucho más de lo que se propone: una cinta entretenida para la familia con algún que otro elemento original.
Quizás es entre osada y extraña la construcción del protagonista, y la decisión de limitarlo solamente a cantar y que no tenga ninguna línea de diálogo por fuera de los números musicales, pero al menos la fisionomía está bien lograda gracias a una atinada animación, que le otorgan buenos gestos y movimientos al personaje.
Siguiendo con los aspectos técnicos, la banda sonora, que fue creada especialmente para la película, es efectiva y pegadiza y va bien de la mano con la historia, como también sus coreografías. Son de esas canciones que describen lo que los personajes sienten o por lo que tienen que transitar para darle un volumen mayor. También ayuda que el cantante Shawn Mendes sea el encargado de ponerle la voz al cocodrilo en su versión original, para que todo esto termine de encuadrar.
El elenco hace un buen trabajo para componer a sus personajes. Entre ellos tenemos a reconocidos actores como Javier Bardem, que hace del dueño del cocodrilo, un artista que se preocupa más por triunfar pero que tampoco es el típico villano que busca sacarle provecho al animal, sino que a pesar de que lo intenta también le tiene cariño y admiración; o Constance Wu como la madre de Josh, que primero tiene cierto recelo sobre tener un cocodrilo pero que intenta mejorar su vínculo con el pequeño y que se sienta a gusto con su nuevo hogar.
En síntesis, «Lilo, Lilo, Cocodrilo» es una entretenida película, que a pesar de caer en lugares comunes y carecer de giros narrativos impactantes, es una divertida aventura familiar que habla sobre los vínculos y las amistades.