Lincoln

Crítica de Fernando Iannantuono - Cine crítico

El sabio orador

A través de los pasos de Abraham Lincoln, Steven Spielberg crea una enorme película sobre uno de los momentos más significativos de la historia estadounidense. La serenidad y melancolía con que Daniel Day-Lewis interpreta a Lincoln, le dan a la trama el perfecto tono para poder llevar a cabo este relato donde las secuelas de la guerra desgarran a todos la población y cuyas suplicas por la paz deben ser postergadas para que el conflicto bélico haya sido significativo. Un drama inteligente que no teme meterse en las zonas más oscuras o ambiguas de la época y que tiene el valor suficiente de recrear la época con sus adecuados parámetros sin caer en la visión actual de sus acontecimientos.
Empezando por una horrible batalla entre ambos bandos cuyos uniformes son difíciles de distinguir y no hay claros vencedores, en toda la trama trasciende la inevitable sensación de tragedia. Un sacrificio compartido entre blancos y negros que ahora depende de sus representantes para que convaliden todo por lo que lucharon. Desde la re-unificación de la nación hasta el fin de la esclavitud. Aunque la película define claramente a los abolicionistas de los esclavistas, es importante destacar que el terreno en donde la trama política se despliega no es muy diferente al barro donde la guerra se desarrolla.

Este enorme thriller político donde a pesar de ya saber de antemano el resultado de los acontecimientos, nunca deja de atrapar al espectador. La intensidad de los distintos cruces verbales o la astucia de las diferentes anécdotas encierran una poderosa concepción sobre un Lincoln sabio, estadista y muy sacrificado. Una película muy espiritual en donde lo ideal choca con lo posible. El devenir de la política obliga a Lincoln a exponer toda su inteligencia a la hora de entablar sus diálogos, pero también le exige sacrificar sus palabras (sobornar funcionarios) o medir sus metas (aspirar a menos), si quiere conseguir la tan preciada abolición de la esclavitud o, más precisamente, terminar con la guerra.

Son estos grises los que convierten a "Lincoln" en un relato real e increíblemente potente. No hay condenas a ningún político ni alabanzas a otros. Es simplemente la elocuencia con la que todos los presentes defienden sus posturas y creencias lo que hace de esta película un duelo apasionante. Incluso el racismo y discriminación imperantes en cada uno de los senadores, incluido el propio Lincoln, hacen de la trama un fiel retrato de los paradigmas de aquella época. Razón misma, por la cual, Tommy Lee Jones cobra una notoria importancia en la trama y cada aparición suya es como un terremoto en el recinto. Son sus fuertes ideales modernos y radicales los que elevan a la trama y permiten ubicar, de una cierta manera (aunque hay fuertes diferencias entre Jones y Day-Lewis), el espíritu de Lincoln dentro de las puertas del senado.

Asimismo, cinematográficamente hablando la película es impecable. La trama contiene todo los elementos para convertirse en una triste representación teatral, sin embargo es el excelente uso de la cámara más un compendio de actuaciones sumamente veraces lo que impiden tal cosa y hacen de cada escena un placer visual y emotivo. Incluso el arte, la fotografía y la música hacen su trabajo de forma brillante, mientras la trama nunca se pierde en la soberbia y a través de sus distintos toques de humor siempre acierta a la hora de narrarse de la manera más apropiada.

"Lincoln" resulta ser una obra maestra audaz que no teme mostrar las controversias del momento y no solo es un apasionado retrato de su protagonista, también es una fuerte declaración sobre los cimientos del hombre y los límites de la democracia. No es casual la presencia del drama familiar con sus gritos y cachetadas o la historia de como un viajero debe seguir su brújula. Todo el relato se construye de manera sólida para así poder brindar el mejor de los entretenimientos.