Un legado de libertad
Con un gran reparto de prestigiosos actores y un recorte histórico de la que algunos consideran la etapa más importante de la presidencia de Abraham Lincoln, Steven Spielberg retrata un personaje calmo y visceral con un Daniel Day-Lewis que tiene bien merecida la nominación al Oscar como Mejor Actor.
Lincoln (2013) se centra en la última etapa de gobernación del ex presidente norteamericano (Daniel Day-Lewis ), en la que la lucha por la abolición de la esclavitud y la supervisión de la Guerra Civil y posterior reconstrucción de los Estados Unidos fueron sus principales objetivos hasta su asesinato en 1865.
No es casual que Steven Spielberg haya realizado este recorte relacionado con la gente de color. El director siempre tuvo una sensibilidad especial por llevar al cine estos tópicos. Lo hizo por ejemplo en El color púrpura (The Color Purple, 1985) y Amistad (1997), y seguramente lo seguirá haciendo en otras películas.
Con un excelente trabajo de escenografía, vestuario y sobre todo de maquillaje (el parecido de Daniel Day-Lewis con Lincoln y el de Sally Field con su esposa es admirable, a pesar de que el film no cuenta con la nominación en esta categoría), la película decae en ocasiones con algunas escenas muy extensas y diálogos un poco densos, sólo aptos para historiadores. En este sentido, lo que le faltó a Spielberg fue correrse aunque sea mínimamente de la realidad y jugar más con la ficción.
Así Lincoln quizá resulte para los fanáticos una pieza cinematográfica trascendente en la filmografía de Spielberg, quien esta vez parece estar alejado de su especialidad: la ciencia ficción adrenalínica de Tiburón (Jaws, 1975) o Jurassic Park (1993), para meterse de lleno en una trama más estática, sin sobresaltos.
Se destacan además la banda sonora a cargo de John Williams (con quien Spielberg siempre cuenta), resultando Lincoln atractiva para el debate tanto político-histórico como técnico. Disfrutable si uno se prepara de antemano para verla.