La problemática de la violencia de género está desde hace tiempo en el centro de la agenda pública, pero todavía las políticas oficiales en el área son limitadas en su alcance en parte del país. Línea 137 pone el foco en varias de esas experiencias de intervención y contención de las víctimas en la ciudad de Buenos Aires y distintas zonas de Chaco y Misiones.
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La atenta cámara de Lucía Vassallo sigue el día a día (y noche a noche) de las brigadas de psicólogas y asistentas sociales (en su mayoría mujeres) que se ocupan de recibir las denuncias y pedidos de ayuda en la línea gratuita a la que alude el título y luego, en colaboración con la policía y la Justicia, tratan de impedir los excesos y abusos de la violencia machista.
Con sensibilidad -y además para no exponer a las denunciantes- las voces de las mujeres se escuchan distorsionadas y sus rostros están casi siempre en el fuera de campo. El efecto, de todas formas, es sobrecogedor, sobre todo por la crudeza de los casos. En ese sentido, no se entiende bien por qué la directora decidió usar en muchos (demasiados) pasajes efectos de sonido truculentos con la idea de potenciar de forma artificial una intensidad emocional que las imágenes ya habían conseguido.
Más allá de esa y algunas otras decisiones artísticas que puedan discutirse, Línea 137 no deja de ser un registro valioso y contundente en su incuestionable capacidad para visibilizar uno de los principales males sociales.