Línea 137

Crítica de Marcelo Cafferata - Lúdico y memorioso

Hay una sensación encontrada al analizar “LINEA 137”, el trabajo documental de Lucía Vassallo que sobre guion de Marta Dillon, se presenta en la plataforma www.cine.ar/play y en Cinear TV, bajo esta nueva modalidad de estrenos, sin cargo durante esta primera semana.

Por un lado el documental puede construirse como un espacio de reflexión, de planteos, de dejar fluir algunas de las hipótesis que se pretenden poner a prueba para que a partir de ese diálogo que se da entre el director, los testimonios y el público, puedan surgir algunas de las conclusiones o de las respuestas que se buscan.

En otros casos, el documental oficia de medio para visibilizar una realidad que suele pasar desapercibida para muchos y cumple con el objetivo de poner en pantalla y prestar la voz a aquellos que no cuentan con esa posibilidad.

Es así como surgen interesantes trabajos de temas tan disímiles como los que produjo el colectivo trans “Mocha” “Reina de Corazones” o “Madam Baterflai”, ”Fotosíntesis” de Diego Fidalgo respecto de los agrotóxicos o “Niña Mamá” de Andrea Testa, sobre el embarazo infantil y temas colaterales.

El trabajo de Lucía Vassallo se alinea justamente con todos ellos en el fin social que cumple, al llevar al cine, una realidad que nos atraviesa como es el caso de la violencia de género, la violencia doméstica y los casos de abuso, entre tantos otros temas que se producen en el seno familiar.

En esta ocasión, se muestra a través de los diversos casos que componen el collage del que se nutre “LINEA 137” para reflejar el accionar de las psicólogas y trabajadoras sociales que trabajan en esta línea gratuita que apunta a la atención de casos de violencia familiar, en sus múltiples formas.

El guion a cargo de una escritora, periodista y militante, incansable luchadora y referente en estos temas como es Marta Dillon, trastoca el punto de vista desde el que generalmente se cuentan estas historias, sin dejar de estar presentes cada una de las víctimas pero poniendo el énfasis en la labor de los profesionales que componen esta línea de ayuda, que interviene, incluso presencialmente en algunos casos, mediante equipos móviles con los que se cuentan en algunas localidad del país.

Entretejiendo diversas historias en forma de capítulos, podremos ver el accionar concreto de los trabajadores de la línea para dar ayuda y protección a las víctimas y a su grupo familiar, su conexión para realizar un trabajo interdisciplinario, vinculado además con la policía y los juzgados; que tiene como objetivo brindar ayuda respetando enteramente los deseos y la voluntad de cada una de las víctimas frente a la disyuntiva de tener que denunciar una situación compleja y animarse a dar ese corte tan drástico como necesario.

El objetivo de la cámara no es exponer a las víctimas sino intencionalmente protegerlas, y, en ese mismo sentido, acompañar la contención de las trabajadoras que brindan ayuda. Vassallo se escurre por las historias, fundamentalmente por medio de los trabajadores e, indirectamente, llegamos a las historias que son la base y el objetivo del trabajo que se hace justamente en la Línea 137.

Lo que siempre se plantea frente a este tipo de documentales es poder repensar el público al que van dirigidos. Si bien actualmente la modalidad de estreno en la plataforma cine.ar permite una visualización más masiva, en principio este tipo suelen estrenarse en el Cine Gaumont y difícilmente lleguen al destinatario final al que parecen estar dirigidos: que alguien que es víctima de violencia familiar –que si bien no es específicamente excluyente de los sectores más carenciados y marginados de la sociedad, son precisamente los que necesitan ayuda para poder salir de una situación de violencia con un techo y comida, sobre todo en los casos en los que hay menores involucrados- pueda ver reflejado su caso y de este modo, al registrar el procedimiento y la forma en que estos profesionales brindan la ayuda pueda, animarse a extender su mano, pedir ayuda y encontrar ese empuje necesario para lograr un cambio.

Sabemos que la violencia de género, y en particular, la violencia que se produce en forma intrafamiliar, tiene como característica fundamental no sólo su cronicidad sino que la mayoría de los hechos que suceden, carecen de testigos. Con lo cual, la loable tarea de “LINEA 137” -el equipo fundado en 2006 por la Dra. Eva Giberti, pionera y a la vanguardia de todos estos movimientos de ayuda social-, es la de poder romper con ese círculo vicioso que anida en el seno de cada hogar, dar ayuda y comenzar a abrir una puerta por la que poder salir del encierro violento y la asfixia.

Volviendo a la idea original, justamente esa sensación encontrada es que por el estilo narrativo y por la distribución que este tipo de productos tiene en nuestro país, difícilmente llegue a despertar conciencia en las verdaderas víctimas y por su registro televisivo, bien podría pensarse en un producto para que sea apropiado por la TVPública para poder lograr una masividad que, de otra forma, es imposible.

Queda siempre abierta la dicotomía, cuando uno intenta reseñar este estilo de producciones, si hay que dejar de lado las múltiples imperfecciones que tiene como material cinematográfico (secuencias demasiado fragmentarias que impiden profundizar algunos casos, pensar que el espectador cuenta con cierto andamiaje para pensar el tema y dar por sobreentendida cierta información que no se expone, confundir la mera observación con una narrativa propia del género), para celebrar que pueda acentuarse la mirada en ciertas temáticas urgentes y vitales… o si también podemos pensar en combinar ambas cosas: el arte del cine y el contenido social.

POR QUE SI:

«El objetivo de la cámara no es exponer a las víctimas sino intencionalmente protegerlas»