Línea de 4

Crítica de Brian Macchi - Fancinema

ERA POR ABAJO

En un país futbolero como el nuestro, este deporte deriva en miles de historias que suceden a su alrededor, algunas como protagonista, otras como un contexto perfecto para una determinada situación. En este caso, Línea de cuatro cuenta la historia de cuatro amigos de treinta años que se reúnen después de haber pasado un largo tiempo sin verse para mirar la final del mundial Brasil 2014 entre Argentina y Alemania. Luego de debatirlo deciden hacer una apuesta, si la Selección pierde, dos de ellos contarán una verdad que los otros no sepan; y si gana, los otros dos contarán sus verdades. Todo está envuelto en un marco de tensión y las verdades no pueden contenerse hasta el final del partido, generando que los auténticos conflictos que hay entre ellos salgan a la luz.

Una sesión maratónica de diálogos filosos y bien construidos son la base de este film, que se podría encasillar como de estructura teatral pero la hábil dirección logra que en ningún momento se caiga en ese marco, imprimiéndole cierto vértigo al relato con el uso de la cámara en mano y la constante variación de planos, haciendo que el film no pierda narrativamente la intensidad que poseen los diálogos.

Los cuatros protagonistas realizan destacadas labores interpretando perfectamente las personalidades de estos amigos, los cuales se dan a conocer en forma progresiva pero contundente. Se encuentran bien marcadas sus miserias, sus aciertos y sus puntos de vista frente a la vida, en forma muy real, concreta e irónica, sin tapujos ni miramientos.

Uno de los puntos altos de Línea de cuatro se encuentra en la brillante dinámica que posee el intercambio de opiniones que van teniendo los personajes, bien ensamblados y coherentes entre sí. La construcción dramática es sobresaliente al exhibir el vínculo entre estos amigos en forma lenta pero potente, en cómo se presentan ante la vida luego de haber pasado varias historias juntos como adolescentes y ahora ser hombres adultos con responsabilidades.

Tomando estos dos elementos principales -diálogos y actuaciones-, el film construye un destacado relato que junto con el clima nervioso y apasionante que transmite una final del mundo disputada por la Selección Argentina (por lo menos a los futboleros), hacen un combo explosivo pero encantador para llevar adelante las vivencias de amigos de mucho tiempo, con más de treinta años, que reflexionan sobre sus vidas, sobre la vida; sobre nuestras vidas.