Con una puesta en escena casi teatral, el debut de Diego Bliffeld y Nicolás Diodovich en el largometraje posee una fresca idea sobre la narración y la progresión de los conflictos a partir del encuentro de cuatro amigos en medio de una final de Mundial de Fútbol.
El resentimiento, la bronca contenida, los celos, la envidia, todo va surgiendo mientras en la pantalla el partido continua, y la amistad es puesta a prueba en cada palabra que los personajes dicen. Dos directores con ideas claras que se plasman en un óptimo resultado más allá de las limitaciones de algunos de los intérpretes.