¿ESTAMOS VIVOS?
Provista de un elenco de grandes actores, tal como la original de 1990, la remake de Línea mortal nuevamente propone el juego de un grupo de médicos talentosos que exploran entre la vida y la muerte, se detienen deliberadamente el corazón para indagar qué pasa en ese instante. Esta vez, la tecnología tiene un rol más activo.
Cuando los jóvenes Courtney (Ellen Page), Ray (Diego Luna), Marlo (Nina Dobrev), Jamie (James Norton) y Sophia (Kiersey Clemons) se asoman a la muerte parecen hacerlo también con la sabiduría infinita, aunque poco tardan en darse cuenta -ellos y el espectador-, que el experimento acarrea una doble cara que compromete a la culpa y la tristeza.
No ayuda la elección de los actores. Cuando supuestamente son chicos que estudiaron y se graduaron en tiempo récord, desentona por ejemplo, en el grupo de profesionales, un Diego Luna que ronda las cuatro décadas.
El director parece manejar los hilos de la tensión con mucha sutileza, hasta que en un momento -mediando el film- se le va la mano y se vuelve todo muy bizarro.
Dicen que de los laberintos se sale por arriba y de los pozos de angustia con la redención; el problema aquí es que los personajes llegan desangelados a esa instancia clave para el desenlace de la historia y sus dramas personales. Es muy buena la temática y no me deja de parecer interesante llevarla a estos tiempos, pero la rebalsaron de moralidad y lugares comunes.