Siendo gato serás feliz.
Alusión a la vida promedio del trabajador que no disfruta la labor que realiza –se coloca una careta a diario-, sus aspiraciones y sueños se paralizaron, quizás precisa escapar y no encuentra la manera; argumento que aplica a nuestra idiosincrasia, siendo más realista y distanciándose del estereotipo hollywoodense.
Lino: una aventura de siete vidas, es una película de animación brasileña dirigida por Rafael Ribas y producida por el estudio StartAnima. Lino es un joven adulto que trabaja como animador de fiestas y al que todo le sale mal -hasta un disfraz de gato hecho por él mismo–; en vez de entretener a los niños, es motivo de burla y maltrato. En otras palabras, le hacen bullying. No obstante, Lino, acostumbrado a ser humillado desde pequeño, se cansa de su mala fortuna y un buen día, harto de soportar esa vida, contrata a un hechicero para liberarse de su presente y del maldito disfraz, pero, inesperadamente, la magia termina convirtiéndolo justamente en un felino enorme. A partir de allí, se trata de una road movie que narra las aventuras del protagonista, el hechicero y una niña huérfana que literalmente cae del cielo -no se despegará de él y lo llamará dulcemente: “gatito”-, y perseguidos por unos torpes policías que por momentos nos harán reír.
El protagonista es el gato Lino, un personaje que se podría haber explotado más para empatizar con el público infantil, no solo tomar agua de un recipiente para gatos una vez y decir “miau” casi en cada frase, sino utilizar características específicas de la naturaleza felina e incorporarlas a las de los seres humanos, lo que hubiera funcionado para construir un personaje único, original y más entretenido.
En cuanto a guion, existe una clara reminiscencia a Monsters Inc. (2001) y además a The Mask (1994). La animación es eficiente, realmente Lino se convierte en un gato gigante, vive en carne propia una aventura, da un giro a su vida para recibir lo que merece. Si bien el film está dirigido al público infantil, invita al adulto desanimado, a una reflexión sobre su propia vida y lo que transmite a sus hijos.
El mensaje es constructivo y es por lo que vale la pena que nuestros pequeños disfruten de Lino. Es posible encontrar la felicidad de manera inesperada, a pesar de arrastrar una pesada mochila y sentirnos derrotados en todos los ámbitos de nuestra vida, siempre y cuando nos aceptemos como somos. Lo que podría tratarse de un grave error, termina convirtiéndose en una bendición y todo lo que esperas, llega a tu vida.