Gags sin timing y todos los elementos que el pack predigerido de películas “infantiles” obliga a incluir.
Un tipo que anima fiestas infantiles con un disfraz de gato –y está maldecido por la mala suerte– se transforma en un gato gigante porque un hechizo sale mal. Y pasan más cosas, pero el problema de esta película animada pensada “para chicos” no es que recupere el gusto infantil sino su puerilidad absoluta, con gags sin timing y todos los elementos que el pack predigerido de películas “infantiles” obliga a incluir. Estreno de fin de año, claramente.