En tiempos en que las ideas escasean y las transposiciones florecen, sobre todo las de superhéroes, es raro encontrar una película que la tuviera tan junada como Green Lantern. Adaptaciones hay de todo tipo y para todos los gustos, pero es habitual que las que se basan en los grandes héroes de la historieta sean esperadas con grandes expectativas. En este caso la previa no fue buena, los efectos especiales que se mostraron inicialmente eran insuficientes, lo que deparó una inversión extra por parte del estudio, dando cuenta de inconvenientes ya desde la largada y de cierta debilidad del producto original. Fuera de este aspecto importante, el resto de las críticas de las que era blanco, orientadas hacia el traje, la máscara y demás aspectos superfluos, no eran base suficiente como para juzgar una producción. Detalles que no deberían comprometer a una realización que se compone de un cúmulo de elementos más importantes. El ejemplo que marca el camino es Watchmen, un monumento a lo minucioso que de tan fiel al original se pierde como película.
Se puede decir de Linterna Verde que es una película que está un paso atrás. Algo atrasada en materia de efectos es una certeza, más allá de que estos hayan mejorado al punto tal de ser lo más destacable en ciertas escenas, pero principalmente se trata de un atraso a nivel historia. En una etapa en la que se busca humanizar a estos personajes, dar cuenta de sus debilidades, sus miedos, su pasado (el héroe torturado), aquí a esto se lo muestra en un breve pantallazo, luego se lo oculta y silencia. Para que un enmascarado exista, antes debió existir el hombre detrás de la máscara, y Hal Jordan es aquí solo un envase con poco contenido, incapaz de definirse por sí solo sino a través del ojo del otro. Él es un irresponsable y nada más.
Que no se busque indagar con profundidad en los orígenes del personaje, puede corresponderse a una intención específica, pasar rápido a la acción, y sin embargo eso no ocurre, dado que esta se toma su tiempo en hacerse presente y cuando lo hace es en dosis medidas. De igual forma que sucedió con el Thor de Kenneth Branagh, Martin Campbell no supo llevar la estadía de su héroe en la Tierra. Tras un ínfimo entrenamiento en el Planeta Oa, Hal regresa a su hogar decidido a dejar la linterna verde atrás, hasta que comprende que su destino es en la lucha. Fuera de una lograda escena que transcurre en una fiesta, con un buen uso de la imaginación y de los 9 millones de dólares extra para los efectos, es poco lo que se puede apreciar dado que no hace más que girar en círculos. Nuevas demostraciones del poder del villano Parallax, el romance de los protagonistas que sigue sin concretarse, Hector Hammond sufriendo otra vez su transformación, son los tópicos sobre los que vuelve Green Lantern una y otra vez.
Cuenta no obstante con un buen elenco, con nombres destacados que cumplen como el caso de Tim Robbins o Peter Sarsgaard, de quienes se conoce que pueden llevar bien sus papeles, aunque también hay buenos trabajos de Blake Lively, si bien roles menos rígidos le sientan mejor, y de Ryan Reynolds, cuya faceta cómica podría aprovecharse mejor siendo que el personaje le sienta como anillo al dedo. Los efectos por otro lado son algo irregulares, con fragmentos en los que su atraso es muy evidente, como en la presentación, u otros como las creaciones de las Linternas que están muy bien hechas. El 3D brinda además una experiencia interesante, dándole a todo un hermoso brillo esmeralda que se fija en la retina.
Se trata de un producto que a fin de cuentas entretiene, aunque no deja de ser un trabajo estándar sumamente predecible, tanto que la escena tras los créditos es esperable, con tan buenas intenciones que peca de inocente. No es un dato menor que ya se piense en una secuela más oscura pero con otro director. Ocurre que en tiempos en que lo oscuro está bien visto, luces tan brillantes como la de esta linterna verde se pasan de infantiles.