Anexo de crítica: A diferencia de otros films de superhéroes, el acierto de Martín Campbell fue saber agregar el humor a un guión muy poco interesante que pretende abarcar mucho, mezclando historias de los comics originales pero que se traiciona a sí mismo con altas cuotas de digresión y carencia de ideas. Los efectos especiales oscilan entre el exhibicionismo gratuito y la funcionalidad a favor de la historia, que muestra sus mayores defectos a nivel narrativo apelando siempre al carisma de Ryan Reynolds para superar los problemas estructurales de fondo. La lucha entre la voluntad y el miedo como parte del aprendizaje y entrenamiento de este superhéroe son el eje conceptual que no encuentra gran desarrollo entre la pirotecnia y la parafernalia visual, ni tampoco a partir del conflicto personal que arrastra un trauma infantil. Eso pareciera no importar tanto a los siete guionistas acreditados, quienes dieron más preponderancia al espectáculo -con un saldo irregular- que a la parte filosófica del relato, el cual si bien no abusa de solemnidad tampoco termina por explotar la figura de uno de los superhéroes menos interesantes de la historia de los comics...