El color de la (des)esperanza
Habría que investigar por qué los superhéroes verdes definitivamente no funcionan en Hollywood. Hulk (en sus dos fallidas y recientes versiones), el Avispón y ahora Linterna Verde. Un estudio simplista, llano y rápido concluiría afirmando que fallan (tanto en la taquilla como en recepción crítica) porque, mirándolos con benevolencia, son films mediocres. Pero... ¿no hay acaso películas peores, nocivas incluso, que terminan siendo éxitos mundiales? Despejar la incógnita de la ecuación no es tan fácil como parece. No es la intención aquí analizar por qué Linterna Verde es un fracaso (más allá de la tibia recepción en taquilla, dudo que hagan una secuela; mucho menos planes para Justice League, donde se reúnen todos los héroes de DC).
En primer lugar, lo que hace que Linterna Verde sea un film fallido son las posibles secuelas. Aquí toda la mitología del humano que es reclutado por guardianes intergalácticos para convertirse en un protector del universo, se siente demasiado reciclada, apurada, e infradimensionada. Comienza como si fuera un cuento: oímos la voz de Tomar-Re (Geoffrey Rush) quien nos informa sobre la historia de la Green Lantern's Corp. Luego vemos a Hal Jordan (Ryan Reynolds) durmiendo con una chica mientras se da cuenta que está llegando tarde al trabajo. El tono parece ser el de Iron-Man: un film más bien cómico, con un mujeriego empedernido, bastante irresponsable, que descubre que hay cosas más importantes que uno mismo. Pero luego cambia, y se intercalan imágenes muy torpes sobre su pasado (esos flashbacks demasiado explicativos y poco prolijos) con momentos que difícilmente tengan correlación con el cuento de hadas que se proponía al principio.
Green Lantern: First flight, un film animado lanzado a video, resume y narra mucho mejor los inicios del héroe. Hay más ideas en los primeros minutos de esa película, que en toda esta. Comparemos: en First Flight, Hal Jordan están volando, literalmente, en imágenes generadas por una computadora (aunque nosotros, al principio, creamos que es el cielo real). Aún así avergüenza a su compañera de equipo. Abin-Sur (el extraterrestre malherido) llega a la Tierra y el anillo hace que la máquina simuladora de vuelo realmente despegue, en busca del anillo. En Linterna Verde, Abin-Sur se estrella contra la Tierra, y tenemos que ver secuencias de la vida cotidiana de Hal (donde se subraya lo que ya sabíamos: que es un tipo irresponsable) para que, en plena luz del día, un globo verde lo encierre y lo haga volar hasta el lugar del aterrizaje. Pero la fantasía en ningún momento funciona: no llegamos a creer que eso puede pasar.
Linterna Verde debería abrazar una amplia gama de colores en pantalla. En cambio, se las ingenia para ser realmente fea de ver. No sólo porque el CGI es bastante malo (¡la cara de Reynolds flotando sobre un cuerpo digitalizado!) sino porque la fotografía de Don Beebe no parece ayudar a otra cosa más que al caos tonal. Cuando está con la chica: atardecer romántico. Cuando pelea contra el villano: habitaciones oscuras.
Todavía no hablé de los villanos. Hay dos. Hitchcock decía que si hay más de uno, es porque uno de ellos debería suplir las falencias del otro. Así tenemos los dúos: el cerebro y los músculos. Pero acá no: Parallax (una nube -¿no aprendieron de Los cuatro fantásticos y Silver Surfer?- con tentáculos) sería el villano principal. Pero casi no aparece. Entonces, es Hector Hammond (Peter Sarsgaard) pero... aparece muy poco también. Entonces es Sinestro (Mark Strong). Pero tampoco: si bien Mark Strong y su personificación de Sinestro es lo mejor, los guionistas se guardan un as bajo la manga, tan arbitrario, que lo arruina por completo. Y es lo mejor del film.
Hay muchísimos errores en Linterna Verde: la estructura del superhéroe se siente no cansada, sino agotada La primera pelea entre Hal y Hector carece de imaginación, emoción y conflicto genuino. Sospechando estas cosas, se agregan personajes innecesarios (con grandes actores, como Angela Basset y Tim Robbins) y para peor, tríos amorosos que más que aportar, restan.
Martin Campbell es un buen director de cine de acción. Pero aquí no tiene idea de dónde está parado: lo suyo es el realismo "sucio" (si así se puede decir de una superproducción cuidada hasta en el más mínimo detalle) de Casino Royale o El Zorro. No filmar secuencias donde un sujeto está parado frente a una pantalla verde. Él no es el único que falla: vean el elenco, los créditos del montajista, director de fotografía, compositor y hasta diseñadora de vestuario para entender cómo la suma de individualidades no hace un todo.
No hay mucho para halagar, de verdad. Las secuencias en Oa se pasan demasiado rápido -como si algún productor gritara pensando en el presupuesto- con cameos de personajes clásicos de la serie (Kilowog merecía un mejor trato que este) y los aciertos pronto son sepultados bajo la misma torpeza de los creadores.
En definitiva, Linterna Verde, y no sólo por la (sobre)carga de efectos visuales, es un film feo de ver. Y en el cine no hay peor crítica que decir que una película se ve fea. Es el mundo de las imágenes bonitas y la fantasía. Ninguna de las dos existen en Linterna Verde.