Escenas de la vida conyugal
El documental refleja la relación de Liv Ullmann e Ingmar Bergman, más como pareja que como musa y realizador.
Por si cabía alguna duda, el documental Liv & Ingmar provee suficientes pruebas y confirma cuán autobiográfico fue, y es, el cine del maestro sueco Ingmar Bergman. Lo hace mechando fragmentos de escenas de sus películas con testimonios actuales (en realidad, de 2012, fecha del filme de Dheeraj Akolkar) de Liv Ullmann, su musa, su pareja, su amiga.
Y demuestra cuánto cambió la vida de Liv la aparición del realizador, a partir de su primer encuentro artístico, cuando ella tenía 25 años y el sueco 46.
Rodada en parte en la casa en la isla de Faro, donde vivieron juntos, la película no pontifica sobre el director de El silencio, ya que el creador de Cuando huye el día fallecido en 2007 queda como un obsesivo controlador, con celos violentos y psicológicos, en palabras de Ullmann, con quien tuvo una hija.
Al fin de cuentas, ¿para qué hizo construir un muro de piedras rodeando su residencia, si años después Liv iba a contar todo aquello que Ingmar no quería que se supiese?
Ya el orden de los personajes en el título habla a las claras de quién es el centro del trabajo, o a quién se escuchará como dueña de la verdad. Dividido en capítulos con títulos más que elocuentes (Amor, Soledad, Furia, Anhelo), se cuenta cómo se conocieron, cómo cada uno rompió su matrimonio para estar juntos, el “hambre de compañía insaciable” de Bergman, etc.
Basada en las autobiografías que escribieron por separado, el documental permite escudriñar más en la relación de pareja y posterior amistad entre ambos que en el proceso creativo. Porque sólo se escucha de boca de Ullmann que Bergman se encerraba en su estudio a crear, mientras ella tenía prohibido recibir o hacer visitas. Ingmar le dijo a Liv “Tú no lo sabías, pero eras mi Stradivarius”. Todo está relacionado a Ullmann.
Un pena, porque al margen de saber que Ingmar escribía con marcadores un suerte de diario íntimo en una puerta blanca de su casa, hubiera estado bueno saber cómo originaba sus filmes, con o sin su musa. Porque al salir del cine se sabe más sobre la intimidad que sobre el arte. Y Bergman no era como los mediáticos de hoy en día, por lo que Liv & Ingmar, ciertamente, no está a la altura de, al menos, uno de sus protagonistas.