Seguramente si están leyendo esta review, será porque conocen a los protagonistas de este documental. Probablemente sepan que Liv Ullmann e Ingmar Bergman tuvieron un apasionado romance que luego se transformó en una gran amistad con el correr del tiempo. Los don son referencias poderosas de una cinematografía clásica que se impone como la vanguardia nórdica y sueca (especialmente) desde los 60' y hasta principios de los 80´ . Una mujer, un hombre, una historia de amor y el vínculo con el arte y la transmisión de sentimientos.
En caso de que no conozcan ese tramo de su vida, este documental de Dheeraj Akolkar los llevará a revivir en boca de uno de sus protagonistas, la relación profesional y personal de dos creadores y amantes del cine durante cinco poderosos años.
Se conocieron y comenzaron a frecuentarse durante 1966 en el rodaje de "Persona" (protagonizada por otra gigante de esos tiempos, Bibi Anderson) y cuenta Liv (el gran "lujo" de esta cinta) que sus inquietudes artísticas rápidamente los unieron, de una absorbente forma que culminaría con un amor potente que los marcaría a fuego para toda su vida creativa.
La cinta comienza su recorrido en una isla con historia, allí en la poco conocida isla de Fårö, donde el epicentro tendrá su alquimia. Ingmar tenía ya sus entrados 40 y pico y Liv era una veinteañera que se perfilaba como enorme actriz. Esa curiosidad y admiración intelectual es lo que encendió la chispa de un gran amor. Liv entonces procurará traernos su versión de la historia, desde una perspectiva femenina, reflexiva, profunda, en la que ofrecerá abundantes secretos y atajos para cubrir aquello que siempre quisimos saber sobre ellos (dejaron a sus esposos inmediatamente) pero que nunca imaginamos ver en la pantalla grande. Y digo esto porque este doc está basado en biografías y análisis de "Changing" (la bio de nuestra actriz) junto a testimonios de cartas y textos de ámbos protagonistas ("The magic lantern" del director también fue consultada).
Hay material de archivo, secuencias de las películas que hicieron juntos y la palabra, al menos, citado, de Ingmar. La verdad, pensaba mientras transcurría el film, que hubiese sido difícil que él se prestase (de ser posible) para un documental de este tipo. Lo cierto es que si son seguidores de esta dupla, este registro es para atesorar.
Si no estamos en la misma sintonía, el aprendizaje del marco que propone lleva tiempo de procesar y quita mucho del goce de los testimonios en sí. Por eso recomiendo "Liv y Ingmar" sólo para fans y curiosos predispuestos a abordar la vida íntima de dos creadores en su etapa de máximo alumbramiento. Positiva.