Llámame por tu nombre es la nueva cinta del realizador italiano Luca Guadagnino, quien anteriormente dirigió películas como El amante, y Cegados por el sol, remake del clásico de Jacques Deray La piscina, en el que se lucía Alain Delon. En esta ocasión, contó con la ayuda en el guión de James Ivory, director de clásicos como Lo que queda del día, tomando como base la novela de igual nombre de André Aciman. Para el 2018 Guadagnino tiene un nuevo proyecto; realizar otra reversión, en esta oportunidad el clásico de terror Suspiria, del maestro italiano Dario Argento. Tras ser una de las nueve elegidas como nominada a mejor película en la próxima entrega de los Premios Oscar, la cinta cobró un notable mayor interés.
En Llámame por tu nombre, la historia nos ubica en el verano de 1983, en un apacible y relajante, aunque caluroso pueblo en el norte de Italia, donde vive Elio (Timothée Chalamet), un joven de 17 años, amante de la lectura y muy apegado a la música, con dotes innatos para la ejecución del piano, y de fuertes conocimientos culturales generales. Sus padres (Amira Casar, Michael Stuhlbarg) no difieren de ese ámbito. La llegada de Oliver (Armie Hammer), el nuevo ayudante del padre de Elio, quién pasará unas semanas junto a la familia, representará un cambio para el joven, quien mostrará un claro interés hacia el nuevo huésped, quien se presenta como un hombre agradable, correcto y educado. Pese a asumir un rol de acompañante, y acceder a recorrer aquel pueblo ameno italiano con el joven hijo de la familia como guía, en un principio Oliver se mostrará ciertamente distante, y hasta por momentos indiferente hacia Elio. Complementarán con el avance de las acciones, las apariciones de las jóvenes Marzia (Esther Garrel) y Chiara (Victoire Du Bois), quieres serán elementales en la construcción total del hilo narrativo, y la forma particular en que irán sucediendo los acontecimientos.
Guadagnino en Llámame por tu nombre se toma su tiempo para cada cosa. Esto nos permite ir entrando de a poco en el relato, ambientándonos en la forma correspondiente. Los sucesos no se dan apresuradamente, y nada es del todo claro. Elio es joven y en algún sentido es inocente, Oliver por el contrario tiene una perspectiva de la situación bastante más clara, por eso quien, a la larga, determine que instancias deban suceder, cuales no, en que momento y hasta que punto, manipulando el contexto en la forma que crea más conveniente para ambos, sin pasar por alto la coyuntura que los atraviesa. También es palpable la aproximación temporal en la que historia transcurre, donde determinadas inclinaciones no estaban del todo bien vistas. La caracterización de los personajes es otro punto fuerte, sus rasgos son creíbles, su accionar hasta naturales. Vale también remarcar la disposición de algunos diálogos certeros, netamente oportunos y un trasfondo cultural nada despreciable; Luca Guadagnino aprovecha, y cuando se presenta la ocasión, nos presenta paisajes. esculturas, diversos detalles que hacen aún más ameno el visionario. Tal vez se sienta por momentos ciertos aires del cine de Rainer Werner Fassbinder, Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, El juego de las lágrimas, de Neil Jordan o Sunday Bloody Sunday, de John Schlesinger, pero tan solo pinceladas, La película esta delineada casi a la perfección, donde cada cosa está ubicada donde corresponde. El punto flojo, sin duda alguna, recae en lo referido a duración, donde se percibe un marcado exceso, claramente sobre la segunda mitad del metraje, donde la cinta se vuelve un poco reiterativa, extendiéndose un poco más de lo debido, dando alguna vuelta de más, en lugar de cerrar la historia en el momento adecuado. En cuanto a todo lo demás, Llámame por tu nombre es un film digno de verse.