Ambigüedad concupiscente
En medio del caluroso verano de la costa italiana, un joven universitario de creencias judías de veinticuatro años, Oliver (Armie Hammer) llega a la casa de la familia Perlman invitado por el padre (Michael Stuhlbarg), un profesor universitario de arqueología norteamericano que vive junto a su esposa, Annella (Amira Casar) y su hijo, Elio (Timothée Chalamet) en la villa que la mujer heredó de su familia italiana. Entre lecturas, transcripciones de partituras, juegos, bailes y muchas horas de tedio y aburrimiento, Elio descubre poco a poco su sexualidad junto a una joven del pueblo, Marzia (Esther Garrel) y Oliver con la aprobación de sus liberales padres, que lo alientan a experimentar y vivir intensamente en un entorno proclive y libre de prejuicios a principios de la década del ochenta en el sur de Italia.
Basado en la novela homónima del escritor nacido en Egipto, de nacionalidad Ítalo norteamericana André Aciman, el film del realizador siciliano Luca Guadagnino es una obra cándida y de gran tensión sexual que propone una concupiscencia inocente y sensual pero sin lascivia ni lujuria. Las relaciones están rodeadas de afecto, de un secreto a la luz del día, rodeada de un paisaje de una belleza extraordinaria. La fotografía de Sayombhu Mukdeeprom, responsable de Las Mil y una Noches (As Mil e Uma Noites, 2015), retrata los paisajes y los gestos como obras de arte que cambian de forma, en constante transformación desde la observación subjetiva, desde la intención y la insinuación, creando una sensación de vigor intempestivo.
Pero más que un film sobre una relación de amor, Llámame por Tu Nombre (Call Me by Your Name, 2017) es una obra sobre el amor por el arte y las formas sensibles, con variaciones de piano y guitarra, temas del compositor alemán Johann Sebastian Bach, una íntima banda sonora del cantautor Sufjan Stevens, que construye maravillosas melodías melancólicas, una hermosa obsesión por la banda inglesa Post Punk The Psychedelic Furs y diálogos de gran sinceridad en un contexto intelectual abierto, poliglota, de disfrute e investigación combinados con una mirada artística, filosófica, académica y poética.
El extraordinario guión de James Ivory, aclamado por la dirección de la adaptación cinematográfica de la excepcional novela de Kazuo Ishiguro, Lo que Queda del Día (The Remains of the Day, 1993), y la adaptación de la novela de Arianna Huffington, Sobreviviendo a Picasso (Surviving Picasso, 1996), construye una narración fluida y refinada, que hace hincapié en la ambigüedad y la sensualidad que fluyen como el agua que baja de las montañas en un drama donde la vida parece detenida, la política surge subrepticiamente y sutilmente en carteles y afiches de los partidos políticos y del líder fascista Benito Mussolini y en discusiones alrededor del triunfo electoral del Partido Socialista Italiano, que llevó al cargo de Primer Ministro a Bettino Craxi en 1983.
Llámame por Tu Nombre es un film poético de aprendizaje, descubrimiento y comunicación de los propios sentimientos por parte de los personajes, con especial énfasis en Elio. A pesar de las excelentes actuaciones de todo el elenco Timothée Chalamet se destaca con su interpretación despreocupada, ingenua y curiosa de un adolescente de diecisiete años con muchos conocimientos de toda índole, una gran sensibilidad para el piano, ansioso por aprender y conocer, capaz de conversar fluidamente en italiano, francés e inglés y pasar de un idioma a otro y opinar profundamente sobre historia, música y arte con discernimiento y candor.
Ivory y Guadagnino logran crear así una poética emotiva donde el romanticismo cede su lugar a la concupiscencia rescatando los sentimientos más que al amor como un vaivén que forja el carácter y la personalidad enriqueciéndola y abriéndola a nuevas experiencias o cerrándola y convirtiéndola en una coraza a prueba de decepciones. De esta forma, la alegría, el amor, la tristeza y la melancolía se mezclan en un sentimiento ambiguo dirigido por la música de Sufjan Stevens hacia una vida plena y sabia.