Poética historia del crecer y amar
"Call me by your name" es uno de los filmes del año para la crítica especializada pero no tanto así para los espectadores. Obviamente hay gente que la amó por todo lo que representa y la manera en la que se filmó, pero también hubo bastante gente a la que le pareció que se la analteció demasiado sin tener realmente tanta trascendencia. Estoy entre medio de estos dos tipos de espectadores.
En primer lugar la historia es fundamental para los tiempos que vivimos, de liberación y aceptación de la sexualidad (aunque todavía hay mucho por recorrer), que viene pidiendo a gritos más y mejores historias gay en el cine. Aquí creo que sí hay un elemento de trascendencia.
En este sentido el director italiano Luca Guadagnino y el guionista James Ivory hacen un magnífico trabajo en la dotación de belleza y poesía a esta historia de crecimiento, autodescubimiento y amor. Es verdad también que se les fue un poco la mano con los adornos estéticos del film. Brilla tanto en su puesta que por momentos atenta contra la verosimilitud. Por su lado, la dupla protagonista compuesta por Armie Hammer y Timothée Chalamet sorprende en el compromiso con su actuación, sobre todo el segundo, pero debo decir que a mi parecer no se percibió tanta química entre ellos, no esa química que sí tuvieron por ejemplo Léa Seydoux y Adele Exarchopoulos en "La vida de Adele" o Heath Ledger y Jake Gyllenhaal en "Secreto en la montaña".
Los protagonistas de esta historia son Elio Perlman y Oliver, un adolescente de 17 años franco italiano en vías de descubrir su sexualidad y otro joven, esta vez americano y aventurero, varios años más grande que el primero que llega a casa de los Perlman como un estudiante de posgrado bajo la tutela del padre de Elio.
La trama se va desarrollando minuciosamente, mostrando desde el inicio los detalles de cómo ambos jóvenes se van acercando de a poco entre sí y se van histeriqueando hasta llegar al punto de declarar su deseo el uno por el otro. Al principio su interacción es torpe y fría, pero de a poco se van soltando. No se si les pasó (o va a pasar cuando la vean) a algunos espectadores que en los acercamientos previos entre ambos protagonistas e incluso cuando llega el momento en que ambos consuman su deseo por primera vez, sentí que fue un tanto aburrido y hasta infantil. No pretendía ver una escena porno de sexo gay, pero creo que perdió verosimilitud en lo tímidos e infantiles que fueron. Está la famosa escena del durazno, es verdad, además de que estéticamente se nota que quiseron cuidar mucho los detalles, pero creo que le faltó fuerza en este sentido. Todo muy soft, como para que no se enoje nadie. Otras películas del género de años anteriores fueron mucho más jugadas.
Desde los aspectos artísticos no hay nada que reprochar. Locaciones para enamorarse, un ambiente intelectual muy interesante, diálogos trascendentales como el que sostiene Elio con su padre hacia el final del metraje que es uno de los mejores momentos del film, una musicalización que transporta a esa Italia ochentosa, ambos protagonistas atractivos desde lo físico y a nivel personalidad.
Si tuviera que resumir esta película en pocas palabras diría que es un gran film de temática LGBTQ que además toca temas lindísimos como el crecer y hacerse adulto, pero que no se terminó de animar a mostrar una realidad más verosímil.