El Apocalipsis según Shyamalan.
El director de origen indio M. Night Shyamalan llamó verdaderamente la atención a fines del siglo pasado gracias a su tercer largometraje, el thriller con toques fantásticos El sexto sentido (1999), una magnífica película que gozó tanto de los elogios de la crítica especializada, como del éxito del público en la taquilla en el momento de su estreno. Un comienzo tan prometedor en la carrera de un director de cine trae aparejadas cosas buenas y otras no tanto. Por un lado, la suerte de tener un apellido y una impronta de autor que se hace de repente reconocible en la industria y lógicamente en los espectadores, lo que también permite poder conseguir la financiación para próximos proyectos. Pero por el otro la presión que se ejerce en un realizador como el creador de La Aldea (2004), al que siempre se le exige un cierto nivel de calidad en sus películas (tanto visual, como narrativa), pero que en realidad no todas las veces se ha podido cumplir. Yendo al grano, Shyamalan tiene en su filmografía películas muy buenas como El protegido (2000), Señales (2002), Los huéspedes (2015) o Fragmentado (2016); y otras que son regulares como La dama en el agua (2006), El último maestro del aire (2010) o Después de la tierra (2013); por dar algunos ejemplos de ambas categorías. Su última producción Llaman a la puerta (2023), está en un punto intermedio. Posee en su intrigante relato tantos aciertos como pifiadas (por lo menos para quien redacta esto).
En el cine de M. Night Shyamalan por lo general encontramos historias concretas que hablan de fe, religión, existencialismo y redención; intensos relatos que nos permiten reflexionar acerca de la humanidad y sus propósitos como sociedad. También, como buen narrador que es, nos deja un moraleja o lección en muchos de los finales de sus películas. Todo en un contexto visual de desarrollo convencional, pero no exento de sugerencia y misterio. Recursos estilísticos como el fuera de campo o el plano detalle son determinantes en la iconografía de su cine.
Llaman a la puerta, que está basada en la novela “The Cabin At The End of The World” de Paul Tremblay, comienza de forma contundente: una pequeña niña china llamada Wen (Kristen Cui) juega tranquilamente en los alrededores de la casa de campo que comparte con sus dos padres, una pareja gay formada por Eric (Jonathan Groff) y Andrew (Ben Aldridge). De repente, aparece un hombre de grandes dimensiones, Leonard (Dave Bautista), quien comienza a hablar con ella y a pedirle para ingresar a la casa para poder así dialogar con sus progenitores, que la adoptaron siendo una bebé en un viaje a Oriente. Detrás de este extraño hombre vendrán tres personas más (dos mujeres y un joven), quienes también desean ingresar a la vivienda. La situación se pondrá muy tensa cuando la niña huya a la casa y estos intrusos entren allí por la fuerza.
En su primer tramo, la película empieza como una del subgénero de invasión hogareña (por otro lado, bastante violenta), para luego mutar en otra que mezcla drama familiar, toques de fantástico y hasta del subgénero postapocalíptico. Ciertos dilemas morales y éticos serán planteados en la trama por el realizador, en una especie de antesala al fin del mundo. El miedo a la extinción de la raza humana es uno de los puntos centrales. Por medio de flashbacks iremos comprendiendo un poco más acerca de la vida de todos los protagonistas, especialmente de la pareja que adoptó a la niña. Todo es desarrollado casi a la manera de un cuento clásico.
En Llaman a la puerta se destacan las actuaciones: se intuye un gran compromiso y entrega por parte de los intérpretes (destaco a Dave Bautista). También la angustia y la incertidumbre que se siente en la primera hora de metraje. Pero luego lamentablemente, por complicados giros de guion, la cuestión se pone difícil y el relato cambia, centrándose en un montón de cuestiones humanas que pierden credibilidad. Es demasiada información y uno no entiende para qué lado ir o qué punto de vista en la cuestión atender. Todo quizás sea una brutal teoría conspirativa, o quizás no. Este es el Apocalipsis según M. Night Shyamalan. Creo que corresponde a cada espectador sacar sus propias conclusiones. A está servidora le parecieron demasiadas y no tan claras.