"Llamas de Venganza" ("Firestarter") está basada en el libro de 1980 de Stephen King y la audiencia puede creer que su sólo nombre otorga respaldo...y es que el autor ha entregado grandes historias de terror. Pero, este no es el caso. Con dirección de Keith Thomas llega por segunda vez a los cines la historia de la niña con piroquinesis (la primera versión fue protagonizada por Drew Barrymore, dirigida por Mark L. Lester en 1984). La acción se sitúa en un pequeño pueblo donde vive Charlie (Ryan Kiera Armstrong) con sus padres Andy McGee (Zac Efron) y Vicky (Sydney Lemmon) Charlie se siente diferente, en el Colegio sufre bulliyng y cada vez que se enoja, nota que puede generar fuego con la mente de manera ilimitada. Cuando las cosas se empiezan a salir de control sus padres le explican por qué viven aislados del mundo exterior y sin las comodidades del mundo moderno, como Wi-Fi. El motivo es sencillo: la familia es perseguida por Rainbird (George Scott), un asesino a sueldo, y una Agencia Secreta del Gobierno, parte responsable de un experimento al que se prestaron Andy y Vicky en su juventud, siendo dos de los pocos sobrevivientes. En el mismo se les inyectó un químico que le otorgó el poder de la hipnosis a Andy, y genéticamente el poder de la piroquinesis pasó a su hija. Lo que sigue es la cacería de los que pretenden capturar a la niña para estudiarla y usarla, y algunos efectos, que, sinceramente, no están muy bien logrados ni generan terror en ningún momento. La estridente música se asemeja mucho a las partituras de "Halloween", y es lógico, porque ahí está la mano de John Carpenter, Cody Carpenter y Daniel A. Davies. Las actuaciones son apenas correctas.