El fuego de Stephen King nunca se apaga.
Hace 42 años, exactamente en el año 1980, el reconocido escritor norteamericano Stephen King publicaba la novela “Ojos de fuego” (Firestarter). En este libro se contaba la historia de Charlie, una niña de 11 años con poderes paranormales (piroquinesis), que junto a sus padres trataba de escapar de una agencia gubernamental de investigación llamada The Shop, quienes querían encerrarla para analizarla y utilizar su “don” como un arma de destrucción masiva. La trama estaba ambientada en los años 70’s en Norteamérica, donde muchas parejas que buscaban tener hijos participaban de una prueba científica siendo inyectadas con drogas experimentales con consecuencias físicas irreversibles en sus futuros hijos o hasta en ellos mismos. En el año 1984 hubo una primera adaptación cinematográfica de la novela, Llamas de venganza, dirigida por Mark L. Lester y con el protagónico de la actriz Drew Barrymore en el papel de la niña Charlie y David Keith, cómo su padre Andy. La película tuvo muy poca relevancia, pasó sin pena ni gloria, teniendo en cuenta que los 80’s fueron de los más populares y de gran masividad para el género del terror, quedando sólo en el recuerdo de los seguidores del universo de King o directamente en el olvido, muy a diferencia de otra adaptación de la obra del escritor oriundo de Maine, Carrie (Brian De Palma, 1976), dónde otra joven sufría de similares habilidades, la telekinesis en esta oportunidad, y que es considerada una obra maestra y con muy justa razón.
En este 2022 la productora Blumhouse, especializada en cine y series de horror, junto al estudio clásico e influyente Universal Pictures, estrena la remake de la historia, nuevamente nombrada Llamas de Venganza, con los actores Zack Efron, Sidney Lemmon y la menor Ryan Kiera Armstrong, en el complejo papel de Charlie, quien aparte de cargar con su “problemita” incendiario, ahora también sufre como muchos pre-adolescentes de bullying y acoso en el colegio, algo lamentablemente muy normal en esta nueva generación. La película está dirigida por el realizador Keith Thomas y sinceramente suma muy poco a la ya de por si mediocre (en comparación con el dinámico relato escrito por Stephen King) primera película de 1984.
En este reboot Charlie llama “la cosa mala” a su poder, que se manifiesta en sus ojos cuando tiene nervios o ira y que podría ser diagnosticado por un profesional como ataques de angustia con toques fantásticos. Lo exagerado de los efectos especiales le dan poca credibilidad a tanto ojo encendido y lanzamiento de llamas, demasiado para mi gusto, que terminan emparejando a Charlie con un algún personaje de cómic tipo X-Men. Su padre Andy, en el retorno a las pantallas del ex astro juvenil Zack Efron, quien posee telekinesis, quizás sea lo más logrado y creíble del asunto, en una narración donde todo se torna bastante confuso. Cabe destacar que la banda de sonido está a cargo del director John Carpenter y su hijo Cody, aporte que suma mucho, principalmente en la creación de climas y tensión. Carpenter es una leyenda viva, un realizador clave dentro del cine de moderno, director de grandes películas del género como Halloween (1978), La niebla (1980), El enigma de otro mundo (1982) y Christine (1983), justamente otra adaptación al cine de una novela de Stephen King.
Quienes se sientan tentados a ver Llamas de venganza, en esta versión 2022, se encontrarán con un film correcto, pasatista, con algunos tramos de acción, otros de miedo, pero en definitiva muy poco jugado y aterrador, más bien todo lo contrario. He leído por ahí, y es evidente analizando su extensa y maravillosa obra publicada, que Stephen King es muy exigente con sus novelas, desde la misma concepción, pasando por la creación del relato y hasta su último punto y coma. No por nada es el escritor más relevante del género fantástico del siglo pasado y creo que merece algo mucho mejor que esta nueva y floja adaptación de su novela Firestarter.