Barbarie y conciencia de clase
"Nacho Aguirre desempolva el western nacional para situarlo en tierras patagónicas y en un contexto un poco más moderno en el cual, ya desplazados los pueblos originarios, se presentarán nuevos males que combatir.
Lleno de ruido y dolor (2020) sigue a Soria, un joven inexperto, se une a dos bandoleros para robar el banco de un pequeño pueblo de la Patagonia. Pronto se da cuenta de que cometió el peor error de su vida al unirse a la banda y es obligado a matar por primera vez. Los rencores y miserias de los tres los llevan por caminos diferentes a los planeados. Un tenaz comisario acostumbrado a tomar la justicia por su propia mano comienza a buscarlos.
Lleno de ruido y dolor (2020) sigue a Soria, un joven inexperto, se une a dos bandoleros para robar el banco de un pequeño pueblo de la Patagonia. Pronto se da cuenta de que cometió el peor error de su vida al unirse a la banda y es obligado a matar por primera vez. Los rencores y miserias de los tres los llevan por caminos diferentes a los planeados. Un tenaz comisario acostumbrado a tomar la justicia por su propia mano comienza a buscarlos. La banda se ve entonces envuelta en una persecución policial que los arrastra hasta sus propios límites.
La historia está basada en hechos reales ocurridos en la Patagonia en 1928.
Lleno de ruido y dolor puede sonar, a priori, como una película interesante para ver. Pero la realidad, desafortunadamente, no acompañará del todo a las expectativas. Si bien cumple con todos los elementos iconográficos para ser un western patagónico, pareciera faltarle sustancia. Desde la puesta en escena, en primer lugar, porque la cámara está demasiado pegada a los personajes: aunque para el relato la locación natural es idónea, los tamaños de plano generalmente cortos y su altura de puesta al nivel de la acción atenúan la importancia dramática del paisaje. Y, en segundo lugar, porque ciertos momentos de tensión se resuelven prácticamente en un largo plano general, produciendo una falta de dinámica en la acción (y una sensación de haber sido resuelto a las apuradas). Desde el guión, porque a pesar de ser respetuoso con las estructuras clásicas del género, es bastante verborrágico. Y esto, tiene incidencia directa sobre la interpretación de los personajes: más allá de su labor que en líneas generales es correcta, hay momentos en los cuáles parecerían estar en plano únicamente para recitar los diálogos escritos (hecho aún más notorio en algunos personajes secundarios donde también las actuaciones son más irregulares).
Por otra parte, es interesante destacar el gran despliegue de escenas de acción y violencia que tiene la película. Retratando un clima de desencantamiento social, el cual hace que los personajes sean como son. Acompañado de una fotografía lavada y sin contrastes que calza perfecta, Nacho Aguirre nos presenta a los forajidos y al comisario, como dos caras de la misma moneda frente al poder: los primeros, como los representantes más radicales de los marginados por los negocios de la oligarquía (si bien dos de ellos son criminales y asesinos de cualquiera que se les cruce, su mayor ensañamiento es con los dueños de las tierras). Mientras que el comisario, como un Antonio das Mortes patagónico, cumplirá con su misión de perseguirlos, pero sólo porque es su trabajo. En el fondo, es consciente -y también lo expresa- que estos criminales son víctimas del sistema establecido y que el verdadero origen del mal en esas tierras está por encima de su jurisdicción.
"Más allá de todo lo mencionado, Lleno de ruido y dolor narra una historia que terminará entreteniendo al espectador. Marcando el regreso de un género que es lindo revisitar cada tanto."