Otra Lluvia de hamburguesas que los chicos disfrutarán
Si la primera película -un enorme éxito comercial que recaudó unos 250 millones de dólares- podía entenderse como una parodia animada de las películas sobre desastres naturales o cine catástrofe, esta secuela se aparta un poco del original y convierte la premisa en una parodia de films de terror, que en este caso incluye comidas mutantes, algo asi como una demostración que no hay que jugar con la comida..
Como pasa tantas veces en estos casos, la trama armada para retomar los mismos personajes- empezando por el responsable principal del caos, Flint) no es tan atractiva como la del original. En este caso, Flint y sus amigos deben salir de su hogar en la isla donde provocaron el caos en la primera película, pero luego deben regresar cuando la máquina de hacer llover comida de antes se demuestra activa en la estratósfera con consecuencias apocalípticas.
Estas nuevas consecuencias obviamente son lo mejor de una película rica en cosas que puedan parecer que son arrojadas desde la pantalla a los ojos del espectador, lo que el público infantil disfrutará especialmente con las distintas variantes de comida mutante monstruosa, como las arañas con patas de papas fritas y otras bellezas por el estilo que quizá puedan aturdir un tanto al público adulto acompañante. La estética de la película es atractiva en sus variantes multicolores, e igual que en el film anterior da la sensación de que todo se apreciaría mejor con las voces originales de Bill Hadder y James Caan.