Con la comida no se juega
Los éxitos en el mundo de la animación rápidamente generan secuelas, sin tener que preocuparse por los cachets de actores. Ahora llega otro ejemplo, pero con menos brillo.
No todos los films de animación son iguales, Lluvia de hamburguesas 2 es la prueba de ello. Con una animación más absurda que los clásicos actuales del género, con algo de humor ridículo y un tono diferente al resto, esta secuela del exitoso film intenta hacerse fuerte en ese aspecto principalmente.
Por supuesto, recupera a sus personajes principales y la premisa absurda del primer film se potencia. Ahora bien, en aquella película del 2009 la historia era más interesante, tenía algo de emoción y bastante sentido dentro del disparate. Acá, los directores y guionistas no tienen idea alguna, por lo cual salen a parodiar de forma directa y diciendo que es homenaje nada menos que a Jurassic Park.
Declararlo no los hace mejores, porque su aporte es pequeño. La comida ahora ya no cae del cielo, sino que está viva en una isla que sin lugar a dudas es como la de Jurassic Park. Y ahí va nuestro héroe y sus amigos a enfrentarse con un montón de comida (hamburguesas completas, tacos, etc) devenida en la versión comestible de esos gigantes de Jurassic Park o de su antecesora literaria El mundo perdido de Arthur Conan Doyle.
Como ocurría con el primer film, la diversión se agota y se vuelve un tanto confusa, cuando por momentos parece más algo asqueroso que gracioso. En este film, el taco gigante parece más un vómito que una comida amenazante. Y Flint, el protagonista, debe enfrentarse a un dilema moral que será el centro de la trama. Su ídolo científico se convertirá en su antagonista, lo que creará en él un gran conflicto. Pero el discurso es tan confuso y contradictorio que es imposible dilucidar qué es lo que la película quiere decir.
Hay demasiadas películas de animación, ocupando demasiadas salas y ofreciendo poca variedad entre ellas. Lluvia de hamburguesas 2 se suma a la lista de las irrelevantes.