Herzog explora los orígenes de internet
Werner Herzog puede ser genial de maneras que van desde sus delirios épicos de bajo o gran presupuesto, como "Aguirre, la ira de Dios" o "Fitzcarraldo"; misterios como "El enigma de Kaspar Hauser", o explosiones violentas como "Un maldito policía en Nueva Orleans". Ese genio también se aprecia en este documental en el que explora la historia y el futuro de internet de un modo personal, aunque necesariamente limitado en lo formal dado que depende de entrevistas con personalidades de la tecnología junto a menos famosos científicos excéntricos, además de víctimas anónimas del mundo conectado.
Herzog divide su film en diez partes que abordan temas como la génesis de internet, sus grandes cualidades, su lado oscuro, los hackers, la adicción a la red, la inteligencia artificial y un hipotético apocalipsis causado por una abrupta paralización tecnológica.
Estos y otros temas aportan conceptos e historias asombrosas sobre una tecnología que domina el mundo moderno. Hay detalles curiosos y humorísticos en lo relativo a la prehistoria de internet, cuando la gente en mayoría científicos- tenía un directorio de las personas conectadas con sus direcciones de mail y nombres y apellidos, pero a medida que Herzog propone más preguntas el asunto se va volviendo mas perturbador y a veces siniestro. En este sentido, el momento estremecedor es la entrevista a una familia que, ante la muerte accidental de una de sus hijas, empieza a recibir correos electrónicos de odio. Justamente ésta es una de esas historias que, en manos de Herzog, se vuelven tan personales como sus extraños films juveniles del estilo "También los enanos comenzaron pequeños", o algunos de sus famosos documentales como "La soufrière" sobre personas que se negaban a abandonar sus casas cercanas a un volcán en erupción.
Pero otras escenas de "Lo And Behold" se parecen mas a algún documental de National Geographic, lo que no impide que haya extraordinarias entrevistas a gente tan importante como el magnate tecnológico Elon Musk o el gurú de los hackers, Kevin Mitnick. Más allá de sus limitaciones formales, Herzog no deja de potenciar cada elemento que implique un atractivo visual, y su trabajo tiene la cualidad de dejar pensando al espectador mucho después de finalizada la proyección.