HERZOG BUSCA POESIA EN LA RED
Werner Herzog continúa buscando poesía en los lugares menos pensados. En este caso se interna en el abismo de la WEB. En tiempos donde los diagnósticos están a la orden del día, su mirada no pretende ser ni apocalíptica ni necesariamente integrada porque lo suyo siempre es el asombro aristotélico y este se manifiesta en la voz en off que utiliza magistralmente en el documental. Aquí el tema pasa por indagar acerca de los orígenes y evolución de Internet y su impacto en la humanidad. Con un registro más didáctico y cercano al informe televisivo que en otros trabajos, abundan más los reportajes que las imágenes recreadas o puestas en cuestión, práctica dominante en su última etapa. No obstante están esos signos particulares en la forma en que articula su acercamiento a los personajes con los que interactúa, ya sea a través de un encuadre que enrarece la situación o a partir de testimonios que se vuelven desopilantes por su misma extravagancia. Del primer procedimiento hay un ejemplo notorio: una familia cuenta la desgracia sufrida a raíz de un accidente mortal de auto y la viralización de una parte del cuerpo de su hija por las redes. El hecho es terrible y su exposición podría haber caído en las mañas deplorables del sensacionalismo pero la distancia se logra con una puesta en escena en la que se ve una mesa con platos llenos de donas (¡!) y todos mirando a cámara en posición frontal como si fueran muñecos. Del segundo, se destaca una vez más la exposición de un científico mientras anota fórmulas interminables en el pizarrón; su estiramiento temporal provoca el pasaje de la atención a la risa. Estos juegos enmascarados de seriedad distinguen un modo de acercamiento que establece las marcas particulares de un director que trasciende siempre el plano mundano y cuestiona toda ligazón referencial del lenguaje como de las palabras con la realidad.
Como todo acontecimiento revolucionario que desvela a las mentes más brillantes y parece augurar un futuro inimaginable, siempre aparece la otra cara de la moneda, el contrapeso necesario como para tirar un cable a tierra. Mientras las voces científicas revelan posibilidades infinitas en torno al avance de la tecnología informática, el lado oscuro aparece con los testimonio de aquellas personas que cayeron en un pozo de incertidumbre y son tratados como adictos en granjas preparadas para afrontar sus patologías. El contraste es fuerte y significativo.
Son diez episodios que mantienen el interés sobre toda a partir de las palabras. Un Herzog menor, pero Herzog al fin.