Victoria Chaya Miranda como realizadora y guionista se desafía con un policial negro donde los ingredientes de corrupción, tráfico de niños, tráfico de órganos, violencia y violación le dan un tinte siniestro que se adivina enquistado en la realidad . Una mujer en el centro del argumento, una adulta con un pasado que tarda en surgir, que se debate entre un tío “adorado” y un amigo de la adolescencia que le insiste con la necesidad de su declaración ante la justicia. Un pedido difícil para una mujer que tiene distorsionada su realidad por secretos familiares terribles que la obligaron a guardar. Con buena intención el punto débil es el guión, confuso por momentos y luego muy discursivo al final. Sin embargo eso no invalida un filme que tiene a su favor un elenco de gente notable y entregada como Carlos Portaluppi, Osmar Nuñez, Mario Pasik, María Ibarreta y una notable y magnética Diana Lamas. El lenguaje cinematográfico es potente, bien logrado, buena fotografía y varios momentos con climas muy bien resueltos.