FINAL ANUNCIADO
El imaginario religioso cristiano es una de las fuentes simbólicas usadas con más frecuencia en el cine de terror occidental. Argentina no es la excepción y Lo inevitable, nuevo estreno dirigido por Fercks Castellani (Pájaros negros), viene a engrosar esa lista desde el terror psicológico y el suspenso. La novedad viene por la ambientación de época que genera en el film un clima enrarecido que, sin embargo, se encuentra desaprovechado por un relato irregular que se desmorona en la segunda mitad, colapsando en su final con un giro anunciado en los diálogos.
Hay un arranque prometedor: dos hermanos escapando de alguna amenaza, Juana (Juana Viale) y Marcos (Luciano Cáceres), junto a la joven hija de Juana, Laura (Daryna Butryk), se desvían del camino para terminar en una pequeña casilla. Suena una radio de forma constante anunciando un evento que promete ser tan devastador como “iluminador”, en el sentido más apocalíptico posible, y comienza a palpitarse la tensión y desacuerdos respecto a qué hacer. Aquí la película construye este momento con minuciosidad: los planos cerrados, la fotografía lúgubre de la casilla, la presencia omnipotente y declamatoria de la radio; Lo inevitable elabora una introducción asfixiante a la que se suma cierta intensidad actoral y subrayados un tanto groseros, pero en una producción de terror con facetas tan exploradas, el marco de la historia parece alinearse con esta intensidad.
En este tipo de películas de terror psicológico, construidas esencialmente en un espacio cerrado, es importante poder definir con precisión el “afuera”, esa amenaza fuera de campo que consume a los personajes. Aquí comienzan a advertirse algunas irregularidades que se confirman en la segunda mitad de la película. La amenaza latente permanece apenas esbozada y parece el germen de una idea que no ha terminado de desarrollarse, siendo los flashbacks apenas una capa más para comprender la interacción del trío protagónico, pero hay toda una mitología que subyace y permanece de forma aislada y confusa. Es apenas una suma de datos vacíos que se resignifican en los últimos 15 minutos de una forma apresurada, sin que llegue a impactarnos sobre la totalidad del relato.
Más allá de sus irregularidades en el relato, con Lo inevitable sucede algo que en una película de género es prácticamente imperdonable: el suspenso se licúa en las palabras que anuncian de forma casi explícita lo que va a suceder. ¿Cómo construir terror psicológico sin suspenso? Todo un clima ominoso, elecciones técnicas y formales interesantes y una ambientación de época de comienzos de Siglo XX no alcanzan para engancharnos en la trama asfixiante de la película, en parte porque no puede responder a esa pregunta. Sin una base sólida, no hay cimiento que aguante.